Un mejor Congreso - Por Juan Carlos Valdivia - EL MONTONERO
Columna
Un mejor Congreso
19 de Julio del 2016
Es necesario
cambiar la dinámica del trabajo parlamentario
Esta
situación inesperada —en la que el fujimorismo tiene el control del Parlamento
con una representación parlamentaria sin precedentes, de 73 congresistas— es un
reto para nuestra democracia, que busca consolidarse con instituciones débiles y
con una escasa tradición democrática. Por eso no sorprende cuando, con ligereza,
se habla de costumbres parlamentarias y se alega derechos sobre una determinada
comisión, olvidándose de los principios más elementales que originaron la
existencia misma del Parlamento como un poder que controlaba las decisiones del
Rey.
Los
parlamentos nacen para evitar los abusos de los monarcas, quienes exigían cada
vez más impuestos y más derechos sobre los bienes de los nobles. Con la
República se busca equilibrar el poder del presidente con una representación de
los ciudadanos. Por eso, temas como el presupuesto público y los impuestos son
un ejercicio parlamentario desde sus orígenes mismos.
Pero
quizás lo más importante en la actual coyuntura sería tratar de cambiar la
dinámica del trabajo parlamentario y su relación con el Ejecutivo. Hemos asumido
como natural que el trabajo parlamentario esté sometido a la voluntad del
Ejecutivo. Desde 1980 siempre el Ejecutivo ha tenido el control de la mayoría
parlamentaria; con la excepción del breve lapso a inicios de la década de 1990,
durante el periodo del presidente Fujimori, antes del golpe del 5 de abril de
1992.
Se
requiere fortalecer el trabajo parlamentario elevando la calidad de los asesores
parlamentarios. Si el fujimorismo quiere trabajar seriamente debe llevar al
Parlamento profesionales reputados que ayuden a revisar el presupuesto nacional
y debatir los temas tributarios. Los congresistas no tienen la obligación de ser
especialistas, pero deben conseguir la mejor asesoría posible. El Congreso
debería tener un grupo de funcionarios de alto nivel que de manera permanente
trabaje los temas fiscales y presupuestales.
De
igual manera, debería cambiarse el reglamento del Congreso para permitir que se
pueda utilizar la Estación de Preguntas de una manera dinámica, como es en todo
Parlamento. Aquí, el fujimorismo, que lo incorporó a la Constitución, lo
burocratizó con el fin de que no sea operativo. Los sucesivos parlamentos,
controlados por el Ejecutivo, mantuvieron el mismo esquema. Debe revisarse. La
Estación de Preguntas es una institución que permite la permanente relación
entre el Pleno del Congreso y el Consejo de Ministros, por lo que resulta un
mecanismo de control más inmediato y que permite resolver dudas, sin generar
crisis políticas.
El
Reglamento del Congreso debe revisarse y actualizarse en el tema de las
comisiones investigadoras, estableciendo un proceso que recoja las
recomendaciones del Tribunal Constitucional sobre la materia. También debería
incorporarse, con su procedimiento propio, el Juicio de Residencia, que permita
de manera ordenada revisar la gestión del presidente que termina su
periodo.
Y
debe acabarse con esa insólita costumbre de que todos los parlamentarios
intervengan en todos los debates parlamentarios. Cada grupo debería designar sus
representantes por tema, de acuerdo a su especialización, y de esa manera
generar un verdadero debate, y no tener que escuchar a esos congresistas que
leen discursos que alguien les prepara y que ellos no
entienden.
Es
una oportunidad para fortalecer el trabajo parlamentario. El Congreso debe
cambiar, pero para hacerse más profesional y más eficiente.