Vocal Ledesma denuncia trafa de S/65 millones en el TC
Vocales Blume, Miranda, Ramos y Espinoza favorecieron a la
UPC
Si usted quiere no pagar impuestos y darle al asunto visos de “legalidad”,
puede recurrir al Tribunal Constitucional. Eso es lo que hicieron la Universidad
de Ciencias Aplicadas (UPC) y la Universidad Privada del Norte (UPN). El
Tribunal Constitucional las ha exonerado de tributar sesenta y nueve millones de
soles.
El escandaloso fallo cocinado en el TC y listo para ser publicado resuelve
que se exonere a la UPC del pago de 65’080,810 soles y a la UPN de pagar
4’128,527 soles. Ambas casas de estudio son propiedad del poderoso holding
norteamericano Laureate Education Inc. La sentencia, rubricada por los
magistrados Manuel Miranda, Ernesto Blume, Carlos Ramos Núñez y Eloy Espinoza
Saldaña, tuvo dos votos singulares: el de Óscar Urviola y el de Marianella
Ledesma, quien no sólo se opuso sino que, además, emitió un fallo que desnuda a
sus colegas y explica las terribles consecuencias de la decisión.
“Con indignación, voto en contra de la posición en mayoría del TC, porque
considero con certeza, y sin ningún margen de duda, que por puros motivos
subjetivos y amparándose en normas que han sido citadas de modo incompleto,
carentes de veracidad e irrelevantes para este caso, han otorgado un millonario
beneficio tributario tanto a la Universidad Privada de Ciencias Aplicadas (UPC)
como a la Universidad Privada del Norte (UPN)”, arranca diciendo Ledesma en su
voto singular.
La magistrada, después de argumentar que “no existe una ley tributaria que
autorice” la decisión de sus colegas y que con el fallo están “consagrando la
‘muerte’ del legislador para la justicia en nuestro país hayan firmado una
sentencia como la presente que no tiene base jurídica y que sólo constituye un
homenaje a la retórica, por decir lo menos (…)”.
Entre líneas la magistrada hace saber a la ciudadanía las presiones dentro
del TC para evacuar un fallo favorable al holding empresarial. “… No he visto
caso alguno, hasta el momento, desde que he ingresado al Tribunal
Constitucional, que haya merecido tal debate e insistentes ponencias a fin de
alcanzar la exoneración de un beneficio tributario. Posiblemente la historia de
este millonario beneficio tributario podría terminar con el veredicto de la
mayoría del TC, sin embargo, estoy segura de que no será así. Este caso no
termina en las paredes del TC, sino que serán la opinión pública, la sociedad y
el ámbito académico los que darán el mejor veredicto de lo que puede contener
este caso. La diferencia entre ambos veredictos ya no será sobre cómo se ganan
los casos a cualquier costo, sino sobre lo que realmente importa: la justicia”,
dice la magistrada.
Antes de entrar a desmenuzar y sostener legalmente su posición, Ledesma
augura un futuro oscuro a la institución que debiera velar por la correcta
interpretación de la Constitución: “Recordemos que también esa misma mayoría ha
cambiado el Reglamento Normativo del TC para que con cuatro votos se puedan
dictar precedentes vinculantes y sentencias interpretativas”, explica Ledesma y
lanza la pregunta: “¿Qué le dirán a las decenas o centenas de universidades que
también pretendan lo mismo?”. La cola será larga, no cabe duda.
DOUGLAS BECKER: EL CÉSAR ACUÑA GRINGO
No es la primera vez que Laureate Education Inc., el holding empresarial al
que pertenecen la UPC y la UPN, tiene problemas allá donde opera. En Brasil,
Turquía, España y hasta en Estados Unidos, donde tiene su casa matriz, los
medios de comunicación han dedicado varios reportajes a los negocios de esta
transnacional de la educación. Pero, sin lugar a dudas, ha sido Chile su peor
piedra en el zapato para el holding encabezado por Douglas Becker, un Acuña a la
americana que ha encontrado en los países emergentes su particular “Dorado”.
Las referencias personales sobre el hombre detrás de esta transnacional son
pocas. Se sabe que nació en Baltimore, que no pasó por la universidad y que a
los 19 añosa inventó una tarjeta electrónica para acumular información de
historiales médicos y vendió la patente. Con el dinero que consiguió montó un
fondo de inversión y en 1990 entró como accionista en la empresa “Sylvan
Learning Systems”, que patentaba un sistema de aprendizaje que se vendía a
colegios privados estadounidenses.
Para 1999 las acciones de Sylvan Learning Systems se habían revalorizado 500%
y Becker se lanzó al mercado de las universidades adquiriendo una pequeña casa
de estudios que estaba endeudada en España: la Universidad Europea de Madrid.
Cuatro años más tarde, además de ser el accionista mayoritario de Sylvan
Learning, Becker era el propietario de 17 centros de estudios. Si bien realizó
algunas inversiones en Europa fue en Latinoamérica donde se le abrió la
verdadera oportunidad de negocio: Honduras, Costa Rica, Panamá, Perú, México,
Chile y la UPC en Perú. Ese mismo año le cambió el nombre a la compañía y la
bautizó como “Laureate Education Inc.”. Y siguió creciendo. Sus deudas también.
Por ello es que países como el Perú, donde la educación se ha convertido en un
negocio redondo –ahora libre de todo impuesto gracias al TC-, resultan decisivos
para hacer caja y amortizar la millonaria deuda contraída.
Pese a ser su casa matriz, en Estados Unidos la compañía no es muy conocida.
Su principal nicho de mercado alá es la enseñanza on line (sólo tiene dos
universidades presenciales). Actualmente el grupo tiene 67 universidades
dispersas por todo el mundo, cerca de 800,000 alumnos y un capital estimado en
3,800 millones de dólares. Juega en bolsa (NASDAQ) y cuenta entre sus inversores
con varios fondos de riegos y conocidos especuladores financieros como George
Soros. Según los balances de la propia empresa, anualmente invierte en
publicidad 200 millones de dólares. Pero su principal recurso marquetero ha sido
recurrir a rostros conocidos: Bill Clinton lleva años convertido en el principal
reclamo publicitario de Becker y su emporio. Hace algunos años el expresidente
de EE.UU. fue reconocido por una de sus universidades con el grado de Doctor
Honoris Causa. El mismo reconocimiento le fue entregado al presidente turco
Recep Tayyip Erdogan, tras la adquisición de una universidad en Turquía. En la
lista aparecen también Al Gore y Condoleezza Rice.
Bloomberg, el medio especializado en inversiones y economía, escribió:
“Básicamente, él (Douglas Becker) vio un enorme agujero en el mercado y condujo
un camión a través de él”. Pero el tráiler ha tenido más de un incidente en los
últimos años. “Han convertido la educación en una mercancía que se centra más en
el beneficio que en el conocimiento”, criticó Robson Leite, congresista
brasileño que lideró una comisión investigadora que tuvo los negocios de Becker
como principal objetivo.
Han sido nuestros vecinos del sur los que han logrado poner contra las
cuerdas a Becker y compañía. En Chile su Constitución prohíbe hacer negocio con
la educación. Así que a falta de un Tribunal Constitucional dispuesto a emitir
fallos complacientes, la transnacional encontró la fórmula para sacarle la
vuelta a la legislación e hizo negocio con el alquiler de los inmuebles donde
opera rentándoselos a sí misma, tercerizó la administración de las universidades
contratando empresas suyas y paga sueldos multimillonarios a sus directivos.
Hace dos años la Cámara Baja de los diputados emitió un informe donde concluía
que había indicios suficientes para que el Ministerio Público abriera
investigación a Laureate Education Inc. por lucrar con las universidades que
maneja: la Universidad de las Américas, Universidad Andrés Bello, Universidad
Viñas del Mar y el Instituto AIEP. Los estudiantes han tomado las calles en
varias oportunidades exigiendo la expulsión de la empresa. A la fecha la
compañía enfrenta tres investigaciones: en el Servicio de Impuestos Internos
–homólogo de la SUNAT-, en el Ministerio Público y en el ministerio de
Educación.
Aquí el único que interviene es el Tribunal Constitucional pero para hacer un
papelón. “¿Cómo le explicarán a la sociedad que los beneficios tributarios que
sólo debían ser otorgados por ley ahora también pueden serlo por voluntad del
TC? En fin, cada uno asume las consecuencias de lo que firma”, escribió
Marianella Ledesma en su fallo singular. En algún momento tendrán que rendir
cuentas.