Artículo sobre el libro 'Memorias para un país desmemoriado' de Nicanor Mujica Álvarez Calderón
La construcción de la fe
por Juan de la Puente
Acabo de leer un largo y fascinante relato sobre la vida de un
hombre entregado a la política, a un partido, a una fe y a un país. Recomiendo
su lectura en medio de una campaña electoral que reclama hombres de Estado
aunque el sistema entrega hombres de estadio, en la que la fe ha sido
reemplazada por el dinero y las ideas por la nada.
El libro
(Nicanor Mujica Álvarez Calderón; auto/biografía; Memorias para un país
desmemoriado; Lima, Gráfica SA 2015)) es el recorrido palpitante de la entregada
vida del líder aprista Nicanor Mujica (1913-2003) hilvanado ordenadamente por su
hijo Francisco Mujica Serelle, y que puede fácilmente también imaginarse como el
recuento de la vida ofrecida al Perú por los miles de peruanos del siglo XX
desde la militancia en otras tradiciones como la de la izquierda o acaso el
acciopopulismo.
La vida de Mujica, registrada por él mismo en base
a cartas, documentos partidarios, notas manuscritas y mecanografiadas por los
principales líderes apristas a la cabeza de ellos Víctor Raúl Haya de la Torre,
corresponde a una etapa de la política que no volverá pero que en calidad de
pasado/presente testimonia uno de los ángulos desde donde se forjó azarosamente
el siglo anterior en permanente tránsito hacia lo nuevo, bloqueado inicialmente
a sangre y fuego por dos golpes militares conservadores (Sánchez Cerro y Odría)
y un gobierno militar entre ambos (Benavides) que atenazaron el país 16
años.
Las memorias de Mujica resumen la trabajosa construcción de
una fe que no habría podido ser tal si en sus orígenes no se hubiese enfrentado
a la oligarquía, si no se hubiese levantado contra ella en una de las
revoluciones olvidadas por la historia oficial, la Revolución de Trujillo de
1932, y si el partido que encarnaba esas ideas no hubiese sido objeto de largas
persecuciones, la primera llamada “Gran Clandestinidad”, entre 1934 y 1945 y la
otra entre 1948 y1956.
Conviene recordar que esas gestas se
hicieron desde un liderazgo, un estado mayor y un movimiento que pusieron por
delante un programa básico e inicialmente pocas ideas pero todas profundamente
hundidas en los reclamos del país. Conviene recordarlo en el actual período en
el que reina la antipolítica, y en que la política ultrapersonal solo imita a la
política tradicional en cuanto el papel del caudillo, pero sin ideas y sin
masas. ¿Así se puede ganar el poder? A veces, pero no se puede trascender ni
ganar la historia.
¿Hubo en el pasado bajas pasiones? El siglo XX
peruano fue cortado por grandes movimientos que obedecían a grandes ideas que se
imponían sobre los pleitos de coyuntura. Lo cuenta Mujica por ejemplo en
relación con la formación del Frente Democrático Nacional (FDN) que oficialmente
aparece como una alianza contranatural entre el Apra y el Partido Comunista. Su
verdadero origen fue republicano, en Arequipa, en 1943, cuando un grupo de
personalidades le demandó al Presidente Prado la derogatoria de la Ley de
Emergencia, la Ley de Imprenta y la Ley Electoral, reclamando el retorno a la
democracia.
La construcción de una fe partidaria obliga a la
construcción de una identidad colectiva vigorosa, que solo la izquierda, Acción
Popular y el Apra, y sobre todo este último, supieron atesorar. La democracia
interna es solo una parte de esa identidad y en más de un momento fue enajenada
en el Apra en altar de la fe dispuesta al poder. Eso explica perfectamente, otro
ejemplo, lo que sucedió con la llamada “Convivencia”, es decir, el acuerdo del
Apra con Prado para votar por él en 1956 con la condición de que legalice al
Apra luego de 8 años de persecución.
¿Por qué luego el Apra pactó
con Odría si no estaba en peligro su supervivencia? Aunque no he
encontrado en las memorias de Mujica una explicación, es otra vez un asunto de
la fe dispuesta al poder, aunque se trata de un momento distinto en el que se
había consumado el giro conservador iniciado décadas atrás. ¡Qué lejos está
nuestra política del año 2016 de aquellos años en que las grandes opciones
solían presentar ideas grandes y hasta las promesas eran grandes!