Mauricio Mulder debió haber sido el candidato presidencial del
APRA en estas elecciones. Al menos, habría sido interesante que le disputase la
elección interna a Alan García.
El APRA se ha constituido en el
gran partido de la derecha peruana y su consolidación –buena para el país- exige
que haya renovación y recambio de liderazgo. Mulder es la última promoción
aprista formada por Víctor Raúl Haya de la Torre y tiene dentro del partido un
predicamento solo disputado por García.
Él mismo se ha encargado de
tomar distancia de cualquier tentación presidencialista, reiterando su vocación
legislativa, pero si había alguna figura con capacidad de ser un candidato
atractivo dentro del partido ése era Mulder (también, aunque en menor medida,
Enrique Cornejo).
Los dos grandes pasivos que se le endosaron al
APRA luego del funesto primer gobierno de García fueron el delirio económico que
perpetró y el inmenso grado de corrupción. Después de su segundo mandato, la
primera imputación ha quedado despejada, más no la otra. Los informes de la
denominada Megacomisión salpican al partido y en particular al propio
expresidente. Como es obvio, la insistencia en García como candidato lejos de
librarlos de la imputación, agrava la misma.
No puede dejar de
anotarse las consecuencias políticas internas que la candidatura de AGP va a
tener. De hecho, clausura casi por completo la posibilidad de que la generación
siguiente a la suya ocupe un rol protagónico presidencial a futuro. Mauricio
Mulder tiene 59 años y para el 2021 tendrá 65 años, edad poco propicia para
recién comenzar en tales ligas.
Aunque sea como experiencia a
observar, habría sido muy aleccionador ver cómo la dependencia electoral del
aprismo respecto de García –relativa, como lo ha demostrado la buena performance
de Cornejo en los últimos comicios ediles- se pusiese en entredicho.