La democracia se defiende - Por Javier Barreda - EXITOSA DIARIO
La democracia se
defiende
Por Javier Barreda
Lamentable que miles de jóvenes ignoren y adultos olviden lo que hizo el
terrorismo en el Perú. Miles de muertos, millones en pérdidas y el miedo
extendido que mermó la ciudadanía, los espacios públicos; nos generó el terror a
ser libres. Fueron años de coches - bomba, de apagones y muerte de
inocentes.
La Comisión de la Verdad señaló certeramente la causa de esta guerra que una
vanguardia terrorista declaró contra el Estado, la democracia y la vida:
“La causa inmediata y decisiva para el desencadenamiento del conflicto
armado interno en el Perú fue la libre decisión del PCP-SL de iniciar una
denominada «guerra popular» contra el Estado”, contra el
“sentir abrumadoramente mayoritario de millones de peruanos y
peruanas”.
La derrota al terrorismo fue un esfuerzo de años. En 1980 Acción Popular
encontró un fenómeno inédito. El Apra accionó medidas sociales como la
redistribución de la tierra en Puno o los Rimanakuys para dialogar y favorecer
directamente a las comunidades campesinas, pero a la vez impulsó acciones
militares y policiales en defensa de los peruanos. La creación del GEIN en la
policía fue el origen de la posterior captura de Guzmán. Cerca de 1,300
autoridades y militantes del Apra fueron “batidos” por esta demencia terrorista.
El MRTA no fue una excepción en el uso del terror. Con Fujimori se cosechó una
siembra dolorosa de una década y bien que se capturó a Abimael Guzmán y a otros.
En todo este proceso no podemos ignorar los excesos por parte de las FF.AA., la
Policía o rondas de autodefensa; pero juzgando y sentenciando ello, no podemos
equiparar responsabilidades y culpas entre estas instituciones y el
terrorismo.
Peter Cárdenas, cabecilla del MRTA ahora en libertad, dijo en su entrevista
que Abimael Guzmán era un tipo inteligente y que al despedirse de él
“casi lloramos un poco, porque hemos hecho una amistad”. Me
sorprendió y alertó ese relato. Sensibilizarse y humanizar a depredadores de la
vida.
Ante ello, la democracia no puede bajar la guardia. La acción contra el
terrorismo implica pedagogía y evocar lo que se vivió. Pero la democracia
también tiene el derecho a defenderse política y legalmente con medidas
efectivas. Por ello, considero legítimo y democrático que los sentenciados por
terrorismo nunca más puedan ejercer cargo por elección popular en una democracia
que ellos intentaron destruir y nosotros defendimos con tanto dolor.