Entreguismo que ha hecho la Diferencia, por César Gutiérrez
Hacer la diferencia con el régimen anterior, es una buena
aspiración de cualquier movimiento político que asume la conducción de un
gobierno, entendido en el sentido de mejora. Cuando en el ejercicio del poder se
transita por el mal camino, se convertirá en un estigma. Eso le ocurrirá al
“humalismo” cuando se marche el próximo año. Del nacionalismo, definido como
defensa de los intereses nacionales, se ha pasado al entreguismo, palabra que
suena a prédica izquierdista de los años 70, pero que es la más apropiada para
describir lo que se ha hecho en el Perú en los últimos cuatro años, en el
sector hidrocarburos.
Tres casos para ser específico: Lotes III y IV, Lote 192 y
precios de los combustibles. En el primer caso, un laudo arbitral internacional
ganado por el estado, al operador privado Interoil, sobre los lotes referidos,
devino en dejar operar al perdedor durante un año más y permitirle una cesión de
posición contractual, que puso a buen recaudo su patrimonio. En el segundo caso,
la entrega de un lote productor a la empresa Pacific Stratus Energy SA, cuya
matriz está muy venida a menos: 80% de caída de sus acciones en la bolsa de
Toronto, 31% de caída de sus papeles de deuda en los mercados bursátiles y
endeudamiento por más de 4,000 millones de dólares, con el riesgo que los dos
años de contrato otorgados, puedan no cumplirse por un potencial “default” del
operador. En el tercer caso, una extraña coincidencia de precios entre las
dos empresas de refinación existentes: la estatal Petroperú y Relapasa, de
propiedad de la española Repsol; con el agravante de vender el combustible
producido a mayor precio de lo que costaría importarlo y comercializarlo,
llegándose a casos donde la diferencia perniciosa al consumidor ha llegado hasta
30%.
Lo que más me llama la atención es que en el debate público,
los que se dicen creyentes del liberalismo han sido los principales apologistas
del entreguismo y con su poder mediático lo han presentado como un debate
ideológico entre estatistas y privatistas, cuando el tema de fondo es el
perjuicio de los intereses nacionales, bajo el pretexto que no hay otra
alternativa, lo que es una falacia. Ojalá que solo sea consecuencia de la
incompetencia y no de intereses subalternos.