¿Cuál es el denominador común en todos estos hechos?
La ausencia de quién haga cumplir la ley. Y el poco respeto que los ciudadanos tenemos para cumplirla. Y en esta anomia, la respuesta natural: defenderse por mano propia. Y vemos que se trata de congresistas o simples ciudadanos: los peruanos no respetamos la ley. Y no hay sanción ante el incumplimiento de la misma. Lo acabamos de ver en Islay, donde hordas han atacado comisarías, y la Policía no puede defenderse, y los jueces se niegan a sancionar a los responsables.
No hay Estado que imponga la ley. Las cifras oficiales dicen que solo el 30% de la fuerza laboral es formal. En el 2013 la presión tributaria fue de 16%, mientras que en América Latina lo fue de 21.3%, y en los países de la OECD fue de 34%. Para no hablar de los índices delictivos y de corrupción.
Esa es la gran tarea hacia el futuro para evitar la destrucción del Perú como
sociedad. Es el plan de gobierno que nos debieran presentar los ambiciosos
candidatos: Haré cumplir la ley.