La estrella no se mancha - Por Javier Barreda - EXITOSA DIARIO
La estrella no se mancha
A Franco
Vera, aprista de Surquillo.
El Apra es un partido de una historia de
episodios relevantes, de entrega de miles de militantes que fueron encarcelados,
asesinados o exiliados en los momentos más difíciles de la construcción
democrática en el país. Su historia (llena de testimonios honestos, esperanzas,
frustraciones y errores), aún no se escribe recogiendo los elementos de vidas
cotidianas, culturas familiares y de estrategias de sobrevivencia. Y no solo
eso, también el Apra tiene aportes sustanciales a la democracia, a los derechos
sociales, a la construcción de un Estado social y, últimamente con un gobierno
que mejoró las condiciones de vida en millones de pobres que dejaron de ser
pobres y de clases medias emergentes.
Pero suceden hechos que pueden desmotivar,
alarmar e indignar; ello no mancha una historia y menos un presente de inmensas
posibilidades cuando viejos y nuevos dirigentes y militantes apuestan por hacer
política en un partido político de tradiciones, a contracorriente de los
individualismos y de la política fácil del “hacerse el independiente”. Ninguna
conducta execrable de uno de miles de inscritos o de un dirigente, por más
renombrado que sea, puede superar a la mayoría de apristas y simpatizantes que
aspiran por un partido moderno, transparente y al servicio de la gente.
El Apra ha separado y expulsado bien, el Poder
Judicial tiene que hacer su labor con objetividad y rapidez, y la sociedad y los
medios de comunicación deben investigar todo a todos. Pero la fuerza de un
compromiso de familias, y sus símbolos, no pueden mancharse. Si algo debe
aprender el Apra de las coyunturas adversas, es que debe ser severo consigo
mismo; no puede permitir representantes y dirigentes con la más mínima sospecha
de inconducta. Si el aprismo es intransigente consigo mismo en lo ético, la
ciudadanía comprenderá y separará lo bueno y lo malo que puede haber en un viejo
partido, que tuvo líderes como Armando Villanueva, que hace dos años nos dejó, o
militantes de a pie como Franco Vera y tantos más que ahora no están y que
partieron sencillos y honestos.