Por ejemplo, con la aparición del comunismo, nuestros constituyentes incluyeron en la Constitución de 1933 un artículo que advertía sobre el peligro para la soberanía nacional de los partidos de carácter internacional: “Artículo 53.- El Estado no reconoce la existencia legal de los partidos políticos de organización internacional. Los que pertenecen a ellos no pueden desempeñar ninguna función pública”. Este artículo se utilizó también para combatir al Partido Aprista, en tanto se decía que pertenecía a la “Alianza Popular Revolucionaria Americana”, una organización internacional.
En nuestra legislación actual no existen prohibiciones similares, aunque se mantienen las precauciones respecto a intromisiones extranjeras en la política nacional. La Ley de Partidos Políticos, en su artículo 31° señala cuáles son las fuentes de financiamiento prohibidas para los partidos políticos del Perú. Ahí en el literal c) dice: “Partidos políticos y agencias de gobiernos extranjeros, excepto cuando los aportes estén destinados a la formación, capacitación e investigación”.
Lo que se quiere evitar es la intromisión en los procesos electorales en la medida que en ellos se decide respecto al gobernante del Perú y sus decisiones podrían estar hipotecadas por el financiamiento recibido.
Por ello es importante dilucidar respecto a los orígenes de los fondos de
campaña utilizados por el Partido Nacionalista en las campañas del 2006 y del
2011. Cuando vemos al gobierno del presidente Humala condescendiente con los
excesos que se cometen en Venezuela contra la oposición y la prensa
independiente. ¿Es la plata que se dice le entregaron Chávez y Maduro la razón
de esta condescendencia? ¿Es el Perú un país soberano o hemos quedado
hipotecados a los petrodólares del chavismo? El presidente Humala nos debe una
explicación.