Mediocridad de gestión política de tecnocracia humalista, por César Gutiérrez
La tecnocracia al servicio gubernamental es útil en la medida
que la información que proporcione para la toma de decisiones, tenga el
suficiente criterio de la viabilidad política de implementación de lo
recomendado. La responsabilidad es más grande aún cuando el tecnócrata ha sido
catapultado a puestos políticos como el ser titular de una cartera ministerial.
Gran parte de las desdichas del gobierno “humalista” tienen su origen en
imprudencias ministeriales, que con grandes bríos han llevado leyes a ser
votadas al Congreso, aprovechando una mayoría obsecuente, pero que no han pasado
el tamiz de aceptación de la ciudadanía, obligando a retrocesos con desgaste
irreparable para el régimen.
Desde el Ministerio de Economía y Finanzas han provenido las
principales bombas de tiempo, el caso más reciente ha ocurrido con el
actual Ministro Alonso Segura, con el recorte de derechos laborales a los
jóvenes mediante la trillada “Ley Pulpín”, que ha tenido como mediocrísimo
corifeo al Ministro de Producción Piero Ghezzi, su presentación televisiva el
último domingo en el programa de más alto rating fue patética.
Pero no es solo el caso de los noveles y desatinados Ministros
Segura y Ghezzi, que confunden la gestión política con el manejo de una sociedad
anónima; sino también del hoy premiado con la embajada peruana en los Estados
Unidos de Norteamérica, Miguel Castilla, que tuvo su propia cosecha cuando
estuvo a cargo del despacho del jirón Junín durante cerca de tres años.
Recuérdese la Ley de las AFP para los independientes y el incremento salarial de
los ministros a menos de una semana de haber conseguido el logro de un buen
laudo en la Corte Internacional de La Haya, sobre la delimitación marítima con
Chile; que no permitió a la pareja presidencial beneficiarse en aprobación con
el rédito de lo obtenido.
Este gobierno que aún le faltan dieciocho meses para culminar
su mandato y que ya está en situación languideciente, ha reclutado, por
recomendaciones empresariales y por orfandad de conocimiento, a
tecnócratas que para el ejercicio gubernamental son nulidades con
ínfulas de salvadores, ningún bien le han hecho, más bien han sido fuente de
parte del descrédito. Esperamos mejor criterio en el relevo.