Ofrecimiento nuclear ruso: largo camino por recorrer
Por César Gutiérrez
Inquietud ha generado en las esferas internacionales el
ofrecimiento del presidente ruso Vladimir Putin a Ollanta Humala, de construir
una central nuclear en Perú. En nuestro país no ha motivado mayor interés,
la preocupación de la clase política se centra de la prolífica coyuntura,
signada por denuncias por doquier. Los pocos que han comentado el tema
públicamente han sido columnistas políticos que han llevado el análisis por el
lado de que la Federación Rusa busca espacios de influencia en Occidente,
que origine que el alicaído Estado americano les guarde más respeto del que ya
le tienen.
Es correcto lo afirmado desde la visión geopolítica; queda aún
pendiente de evaluar las aristas que implican en el mundo tangible: reacción del
eje occidental, contrapartidas de inversión, legislación y normativa necesaria,
timing de construcción, abastecimiento del combustible (uranio enriquecido) y lo
más importante identificar qué sectores y funcionarios del Estado peruano se
harán cargo con presupuesto y continuidad en el cargo, dado que la construcción
de una central de estas características requiere de siete a diez años, lo que
implicará la responsabilidad de tres períodos gubernamentales.
Habrá presiones desde la diplomacia opuesta a Moscú para que
depongamos la decisión de ir de aliados con los descendientes de Pedro el
Grande. Corresponderá a Torre Tagle ser firmes ante las amenazas de aislamiento
que se exhibirán. La agenda también traerá consigo una decisión de la cartera de
Economía y Finanzas, para que se destinen fondos en el Presupuesto General de la
República, tarea nada fácil, para funcionarios que andan pensando en ser
catapultados a laborar en privilegiados puestos del sistema financiero
internacional.
También tendrá que adecuarse el marco regulatorio del sector
electricidad, para que esta energía, que de hecho será más costosa que la
producida por hidroeléctricas y termoeléctricas a gas natural, sea asumida por
los consumidores.
Finalmente la incógnita será el proveedor del uranio
enriquecido, son pocos los países que lo tienen y aquí se moverá el ajedrez de
la estrategia política internacional. Sí queremos que el ofrecimiento de Putin
arribe a buen puerto, hay que ponerse a trabajar inmediatamente.