Un informe contundente sobre cómo Yanacocha habría inflado sistemáticamente sus
costos contables con la finalidad de reducir su contribución tributaria en el
período en el que los precios del oro tuvieron un altísimo precio internacional
acaba de ver la luz. En Otra Mirada recogemos los pormenores del estudio “La
Gran Minería: ¿paga los impuestos que debería pagar?” realizado por el
periodista Raúl Wiener y el contador Juan Torres Polo, el cual descubre cómo
opera Yanacocha para evadir el pago de sus impuestos al Estado peruano con total
impunidad. El informe plantea dos cuestiones de fondo: 1.-En un período
de altos precios internacionales del oro, Yanacocha registró un incremento
espectacular de sus costos de producción, sin causa que lo justifique,
reduciendo su utilidad anual y, por tanto, el pago de impuestos. 2.-El
proyecto Conga no se registró como inversión nueva, como corresponde, con
contabilidad separada de Yanacocha, sino como parte del gasto de la empresa, lo
que permite que se haya cargado al año 2013 una gruesa partida excepcional de
mil 38 millones de dólares por “Deterioro de Activos de Larga Duración”, que
arrastra una pérdida en el año de 562 millones de dólares afectando el pago de
impuestos. Con esta jugada, los impuestos que ya fueron adelantados durante
el año se vuelven créditos por US$700,133,000 a favor de la empresa, y se cuenta
de manera positiva para la empresa. ¿Conocía este caso la SUNAT? Con ello,
Yanacocha dejó de pagar por lo menos 136 millones de dólares de impuesto a la
renta, a repartir entre el Estado y la región. Para lograr lo descrito,
afirma Carlos Bedoya, hubo una operación contable que ha debido ser cuestionada
por la SUNAT. Se trata de un rubro llamado “deterioro de activos de larga
duración” donde Yanacocha descuenta de sus beneficios más de mil millones de
dólares, con lo cual le queda una pérdida neta de 562 millones de dólares. Así,
al no haber ganancias, tampoco hay impuestos. ¿Cómo se puede producir en un
año una depreciación súbita de tal magnitud? Yanacocha ha cargado a sus propias
cuentas, los costos de su inversión en Conga, pero antes de pagar impuestos por
sus utilidades. “La empresa tiene derecho a hacer lo que quiera con su renta,
pero no tiene ningún derecho a utilizar una ficción contable para meterse al
bolsillo los impuestos que pertenecen al Estado”, afirma Bedoya. En medio de
la caída de los precios de los minerales a nivel internacional, y cuando el
crecimiento económico tambalea y se pierden miles de puestos de trabajo, esta
“jugada” de Yanacocha es una cachetada frente a empresas pequeñas y
trabajadores, a quienes la SUNAT “persigue” para obligarlas a cumplir la
ley. La elusión es una manera de sacarle la vuelta a la ley. Eso es lo que
parece haber hecho Yanacocha, ni más ni menos. OTRAMIRADA