La ineficaz propuesta 'Humalista' sobre empresas estatales
Por César Gutiérrez
Antes de su partida el hoy ex ministro de Economía y Finanzas,
Miguel Castilla, en su desesperado afán de retornar a las cifras de crecimiento
que hoy son un lejano recuerdo, envió al Congreso el proyecto de ley denominado
“Medidas para promover el crecimiento económico”; donde hay toda una sección
referida a la participación del capital privado en el accionariado de las
empresas estatales del sector electricidad. Ineficaz planteamiento que terminará
en algún recóndito desván.
Hay un tema de fondo, se pretende que los privados participen
con el 49% del accionariado, reservándose para el estado el 51%, es decir el
control empresarial a cargo del gobierno de turno. Tratan de motivar exonerando
a la empresa ya participada por privados, del farragoso Sistema Nacional de
Inversión Pública (SNIP), del tortuoso Sistema Nacional de Endeudamiento y
Tesorería; pero mantiene la vigencia de comprar bienes y contratación de
servicios por las reglas del Organismo Supervisor de Contrataciones del Estado
(OSCE), lo cual hará muy difícil hacer las adquisiciones y contratos con
terceros. Es más que obvio que en esas condiciones a ningún inversionista
privado le interesará una propuesta de esta naturaleza.
Pero la torpeza política que siempre exhibió Castilla, fue a
mayores, pretendiendo que vía aumento de capital los privados se hiciesen del
control, pues el proyecto legislativo señala que la empresa no recibirá ninguna
transferencia de partidas presupuestales, ni financiamiento de ningún tipo desde
las arcas fiscales. En buen romance se está diciendo compra el 49%, espera el
cierre del primer ejercicio anual y haz un aumento de capital para convertirte
en mayor accionista y tener el control.
En teoría funciona bien, pero en la práctica la resistencia de
los grupos opositores, cuando se pretenda hacer un aporte de “equity”, la
recibirá el inversionista y el gobierno estará al margen, más aún cuando que con
el “timing” de transferencia vía Bolsa de Valores de Lima, llevará no menos de
un año y el cierre del primer año de gestión coincidirá con el gobierno
que asuma el poder el 2016, que bien saben que no será el “humalismo”. Más que
ilusión es una pretensión de tomar de tontos a los empresarios del
sector.