Inesperada partida del titular de la cartera de Economía y
Finanzas, Miguel Castilla, no había mayores nubarrones más allá de los ya
conocidos, que hicieran presagiar que el todopoderoso ministro se podría
marchar. Cambios en la política sectorial no se producirán con su sucesor,
Alonso Segura, no sólo ha sido la persona más cercana del ex ministro, sino un
militante de sus creencias y funcionario de entidades crediticias nacionales e
internacionales. Esto no es ninguna novedad, pues no hay relevo en el despacho
del jirón Junín sin el visto bueno de los organismos multilaterales del sistema
crediticio; lo trascendente es lo que se viene en el manejo del poder político,
donde si se va experimentar un significativo cambio.
Miguel Castilla se fue ganando un espacio en la confianza de la
pareja gobernante, Heredia-Humala, a tal punto que con algunas pruebas de valor
como la felonía contra el ex premier César Villanueva, formó parte del
triunvirato que nos ha venido gobernando, donde Nadine Heredia tomas las
decisiones políticas; Ollanta Humala, las firma y anuncia con la legalidad que
le da el cargo y el ahora ex ministro de economía, se había convertido en el
generador de las decisiones: regalías mineras, megaproyectos, AFP para
independientes y flexibilizaciones en los estudios de impacto ambiental, entre
otros. Tenía la fuerza suficiente para imponer su posición inclusive con la
participación del Legislativo. Pero no solo eso, imponía ministros: Von Hesse,
en Vivienda; Benítez en Agricultura; Ghezzi, en Producción; Gallardo en
Transportes y Comunicaciones y Mayorga en Energía y Minas; son una muestra de lo
que era capaz.
El novísimo ministro Segura, no tiene en este momento
ascendencia sobre la pareja gobernante y de ahora en adelante, el ejercicio del
poder ya no se hará de a tres sino de a dos, donde Nadine Heredia, con el afán
mostrado desde el primer día de gobierno que las riendas ella las lleva y
la experiencia adquirida, tendrá mucho más libertad para la toma de
decisiones.
En este contexto, corresponderá a la oposición ejercer el
contrapeso a los potenciales excesos que se pueden avecinar. Hay los votos
suficientes en el Congreso y lo que se exige es responsabilidad y celeridad en
la actuación.