García Sayán, una decisión de Humala por: Mirko Lauer
La persistente mala leche de la extrema derecha contra Diego García Sayán
tiene raíces que no son tan remotas. Como ministro de Justicia del presidente
Valentín Paniagua, en su breve gestión del año 2000 DGS les abrió el camino a la
cárcel a más de dos centenares de encumbrados mafiosos de los años 90. Nunca
antes visto, nunca visto después.
Ahora el canciller Gonzalo Gutiérrez ha heredado algo de esa inquina, e
insólitamente se le acusa de haber determinado la candidatura de DGS a presidir
la OEA, por encima de la del embajador José Antonio García Belaunde. El papel de
un canciller en estos asuntos no pasa de hacer propuestas. Quien decide como
presidente es Ollanta Humala.
Gutiérrez hizo dos propuestas en su momento. Una fue García Belaunde, su
cercano amigo y cuyo viceministro fue por largo tiempo, y Humala la rechazó por
la cercanía del ex canciller con Alan García. Su otra propuesta fue el embajador
Allan Wagner, quien declinó por motivos personales. No sabemos si DGS fue
propuesta de Gutiérrez, pero la designación, repetimos, fue asunto de
Humala.
Estamos hablando aquí de tres profesionales con sobradas capacidades, y cada
uno de ellos con fortalezas propias para tentar el cargo en la OEA y ocuparlo.
La opción DGS es tan buena como las otras dos. Su izquierdismo, o más bien lo
que en el mundo anglosajón se llamaría un liberal, le da la mejor opción para
captar votos de ese sector hoy numeroso en el continente.
El objetivo de la campaña de extrema derecha contra la candidatura de DGS
parece ser debilitarla con un argumento, que sin duda será esgrimido por los
rivales en las capitales de América, sobre problemas del candidato peruano en su
propio país. Es decir, una abierta traición a los intereses peruanos en el
escenario internacional.
De paso se trata de maletear al canciller sin argumento alguno,
deliberadamente obviando el mecanismo de designación de candidaturas en estos
casos. Extraña conducta, puesto que este es precisamente el diplomático
profesional que le venían reclamando a Humala en el puesto de canciller.
Propuesto a su vez por varios ilustres diplomáticos profesionales.
El prestigio de DGS en el escenario internacional aparece a las claras en los
cargos y encargos que ha ocupado y cumplido con probada eficiencia. Tanto en el
sistema de las Naciones Unidas, como en el propio sistema interamericano. Son
méritos que a lo largo de decenio y medio la calumnia no ha podido neutralizar
dentro o fuera del país.
En cuanto al veto a García Belaunde (segunda vez que ocurre), esa es una
obcecación política que le pertenece por entero a Humala. No le pareció García
Belaunde tan cercano a García cuando lo necesitó para reforzar el equipo de La
Haya. Pero hace tiempo que nadie se hace ilusiones sobre la gratitud política de
Humala. larepublica.pe