La euforia por la celebración de los 10 años de operación
comercial de los yacimientos gasíferos de Camisea o del lote 88, como se le
conoce en el sector, plantea la interrogante ¿todo deberá será alegría o
habrá algún sinsabor que lamentarnos en el futuro inmediato? El principal tema
en cuestión son las reservas para el faraónico gasoducto sur peruano (GSP); hay
voces que dicen que no existen y vale la pena salir de dudas.
Tenemos que estar muy seguros que el flujo anual garantizado de
pago por parte del estado peruano que es del orden de 582 millones dólares, sean
cubiertos principalmente por la demanda. Esto será una realidad de haber el gas
necesario al inicio de la operación comercial en el 2019. Si es así, los
operadores eléctricos sufragarán el 78%, correspondiendo la diferencia al
consumidor. Por eso es imprescindible saber la versión oficial de reservas con
un horizonte no menor a 15 años, que es un tiempo razonable para este tipo de
proyectos, a pesar que las concesiones se otorgan por períodos de 30 años. Se
supone que en los primeros 15 años debería haber los hallazgos suficientes.
Según la versión oficial de Perupetro, hay compromisos de
suministro para 26 contratos, que vencerán entre el 2015 y el 2022. Para efectos
de una estimación se puede asumir los mismos consumos para un horizonte de
15 años, pues el 69% corresponde a termoeléctricas con capacidades
definidas. En esa condiciones al 2028 el consumo acumulado de los clientes
actuales demandarán una reserva de 5.07 trillones de pies cúbicos (TCF) y el
gasoducto que ingresará en operación en el 2019 al 78% de la capacidad
garantizada, que se estima que se cubrirá al 100% en el 2022, requerirá la cifra
de 0.99 TCF. Es decir que para el horizonte señalado, se necesitarán 6.06
TCF.
Según el libro de reservas en su última versión, de
diciembre del 2012, descontando el consumo del 2013, las reservas probadas
desarrolladas (listas para el uso) al inicio de este año han sido de 7.97
TCF y las por desarrollar (pendientes de ponerlas en producción) de 2.16 TCF. En
conclusión, lo existente supera en 32% lo requerido.
Podemos estar tranquilos con estas cifras hasta el 2028, el rol
que le compete al estado es incentivar la exploración en el ínterin.