Los partidos políticos - Por JUAN CARLOS VALDIVIA - CORREO SEMANAL
Reforma necesaria
Los partidos
políticos
El
esfuerzo de Utero.pe con la organización Transparencia no deja de sorprendernos.
La fauna de candidatos con las características más disimiles –desde el punto de
vista penal- aparecen por todos lados, en todas las regiones y en todos los
partidos. Sentenciados por homicidio, condenados por terrorismo, sentenciados
por tráfico de drogas, los que no pasan pensión alimenticia, los que deben
reparaciones civiles al Estado. Sentenciados por transfuguismo, por robo, por
peculado, por estafa, escoja usted. Según Verita, hay 1395 candidatos con
sentencia civil o penal.
Son
cifras de escándalo, que explican como así aparece un candidato del fujimorismo
implicado en asuntos de narcotráfico en Barranca. Y debemos reconocer que es
Fuerza Popular uno de las agrupaciones que ha hecho el esfuerzo de buscar tener
una presencia nacional y de tamizar a los probables candidatos. ¿Podemos
imaginar lo que sucede en aquellas agrupaciones que funcionan como
franquicias?
Verita
ha establecido un ranking de los movimientos con mayor número de sentenciados,
el mismo que es liderado largamente por Alianza por el Progreso, el partido –es
un decir- de César Acuña, con 114 candidatos sentenciados, seguidos por Fuerza
Popular con 61, Somos Perú con 54, Acción Popular con 50 y Unión por el Perú con
46.
Es
una muestra de la crisis del sistema de partidos. Una crisis que desde el
Congreso no se ha buscado enfrentar. Se ha discutido mucho, pero no se ha
aprobado nada. Se han preparado proyectos, se ha convocado a fórums, se han
organizado sesiones descentralizadas, se ha convocado a especialistas, pero nada
de producir cambios.
En
el Perú hemos pecado de un exceso de democratismo, abriendo espacios para
movimientos ciudadanos, antes de promover el fortalecimiento de partidos. Cual
no será la situación, que hasta Susana Villarán viaja en un vientre de alquiler
para las elecciones de octubre. Y el presidente Humala luego de hablarnos del
centralismo democrático con que funciona su partido, va al Congreso a pedir que
se discuta sobre la democratización de los partidos políticos.
Esto
tiene que cambiar.
Es
necesario construir instituciones políticas sólidas, que sirvan de
intermediación con la voluntad ciudadana, y que no sea simples “combis” donde
los que se suban tiene que acatar la voluntad del chofer, que va por la
izquierda si quiere, o por la derecha si conviene, y deja subir y bajar a quien
quiere y le parece.
Es
en estas situaciones de crisis en donde se producen los cambios. Pero para que
se produzcan se requiere de liderazgo, de voluntad, que es algo que parece
escasear en nuestra sociedad. Es fácil imaginar que es lo que podría resultar de
un cambio en la legislación referida a los partidos políticos producida por el
Congreso actual. O liderado por quien se supone presidirá la Comisión de
Constitución en el actual periodo, el congresista Daniel Abugattás, quien el
pasado domingo afirmó que lo más sencillo para producir los cambios
constitucionales era regresar a la Constitución del 79.
Es
una situación difícil. Quizás lo prudente sea esperar al próximo Congreso,
poniendo en la agenda de las elecciones, el compromiso de quienes salgan
elegidos de producir los cambios. Se requiere reforzar lo institucional y esta
es una tarea que difícilmente puedan emprender los actuales actores
políticos.
Lamentablemente,
el Gobierno ha perdido la ola favorable que se presentaba con los escándalos
producidos en las regiones, para empujar que se produzcan los cambios necesarios
de inmediato. Ha preferido esperar que pasen las elecciones de octubre, lo que
no garantiza que se tenga un ambiente más auspicioso. Cuando la población exigía
cambios, el gobierno prefirió centrarse en las tareas anticorrupción, en lugar
de sacar adelante las reformas necesarias.
Sin
partidos sólidos, nunca tendremos una democracia que se respete. Y estaremos a
expensas de lo aventureros de siempre, esos que entran al gobierno a aprender, o
peor aún, a experimentar. Y de ambos casos ya conocemos.