Preguntas sin respuestas - Por JUAN CARLOS VALDIVIA - CORREO SEMANAL
Cuando no se prioriza el interes
nacional
Preguntas sin
respuestas
El país, como cada 28 de
julio, ha escuchado al Presidente de la Republica hacer una rendición de cuenta
de lo hecho en el pasado año y una lista de sus propósitos para el siguiente
año. Además este año ha coincidido que con la renovación de la Presidencia del
Congreso, también se produzca un cambio en la Presidencia del Consejo de
Ministros. Es decir el cambio de algunos liderazgos, junto con una serie de
propuestas de corto plazo para resolver los problemas que aquejan el país.
Existiendo coincidencia en que
el principal problema –de corto plazo- es el enfriamiento de la economía, cabe
preguntarse: ¿Fue el discurso del presidente dirigido a resolver este problema?
¿Es Ana Jara la persona que usted elegiría para liderar el equipo que enfrentara
este problema? ¿Es la congresista Solórzano la persona que puede generar
consensos en el Parlamento?
Comencemos por lo más fácil.
Ana Jara no es recordada por su gestión al frente de los ministerios de la Mujer
y del Trabajo. Quizás nadie pueda recordar la implementación de alguna política
pública o algún cambio administrativo en esos sectores. No es pues lo que se
diga un ejemplo de gestora. Ana Jara se ha destacado, porque en una serie de
gabinetes de ministros donde predominan “los técnicos”, ella solía salir al
frente como vocero del gobierno, es decir, como intérprete del pensamiento del
presidente y de su esposa. No es que sea una persona de conceptos claros, pero
si de una personalidad que se atreve. Y así logro captar la atención de un
sector de la opinión pública. Es la tuerta en esa tierra de los ciegos que
suelen ser los gabinetes ministeriales. ¿Es la persona que puede convocar a
inversionistas privados? Parece que no. Pero en realidad no importa. Una
encuesta de la Cámara de Comercio de Lima entre 294 de sus afiliados, dice que
el 58.34% considera que el Presidente del Consejo de Ministros no influye en la
estabilidad, crecimiento y desarrollo del país. Los empresarios saben que lo que
importa es lo que piensa quien ejerce el poder. Y Ud. ya sabe a quién nos
referimos.
La congresista Solórzano tiene
la ventaja de tener una oposición que carece de identidad. El PPC ha sido parte
de la mesa directiva los últimos tres años. Y fue quien permitió que el gabinete
Cornejo tuviera el voto de investidura. Ni siquiera pudo lograr con el
congresista Ibérico ejerciendo la presidencia del Congreso durante la elección
de la nueva mesa directiva, que se hiciera respetar la disposición reglamentaria
respecto a que el voto es secreto. Ibérico actuó como un Freddy Otárola con unos
centímetros más de altura. Pero a pesar de la ventaja de tener una oposición
adocenada, la congresista Solórzano no tiene el predicamento suficiente frente a
sus colegas.
El discurso del presidente
Humala ha sido un discurso correcto en sus prioridades. Importantes inversiones
en educación, salud y seguridad ciudadana. Pero quizás no fue suficiente en el
tema económico. Ahí donde se esperaban medidas de corte tributario, o quizás
algún relajamiento en materia laboral de manera de incentivar la inversión
privada, esto no existió, salvo las medidas específicas para el sector
construcción. No se habló de los grandes proyectos mineros que no pueden ser
realidad por la falta de apoyo del Estado, ni de las facilidades para nuevas
inversiones. Se anunció el plan de diversificación industrial, que es un plan a
largo plazo, y que de agudizarse los problemas de enfriamiento –fundamentalmente
por la falta de confianza- puede que nunca llegue a concretarse. Lo que dejo
claro, por el anuncio de importantes cifras de inversión pública, en sueldos y
obra pública, es que las cifras del PBI parece que nos darán ingratas sorpresas
enlos días siguientes.
Como lo señalan todas las
encuestas, la confianza del empresariado en el Gobierno viene disminuyendo año a
año, mes a mes. Y sus decisiones deberían estar enfocadas en ese objetivo. Sin
embargo, parece que los objetivos del Presidente y su esposa están centrados en
asuntos más banales. Como por ejemplo concentrar el poder. No se enfrentan los
problemas del país, sino los que afectan a la mal llamada pareja presidencial.
Es fácil advertir cual será el resultado.