Gestión de los Megaproyectos requerirá manejo de expectativas
Por César Gutiérrez
La rigurosidad en el análisis del comportamiento de la economía y
finanzas del estado peruano está siendo irresponsablemente reemplazada por la
afirmación efectista, tanto de oficialistas como opositores de nuestra clase
política y de los opinadores por encargo. La consecuencia es la desorientación
en la mayor cantidad de los agentes económicos que los puede llevar del
pesimismo derrotista al optimismo ingenuo.
Uno
de los temas de la agenda de coyuntura es el efecto de los megaproyectos en la
macroeconomía nacional. En particular son tres las grandes inversiones otorgadas
y cuyos impactos empezaremos a ver en el año 2015: la línea 2 del metro, la
modernización de la refinería de Talara y el gasoducto sur peruano. Si sumamos
las cifras comprometidas hasta la puesta en operación comercial, que será el año
2019, estamos hablando de no menos de 12,000 millones de dólares, de los cuales,
se estima que el 30% corresponderá a importaciones de equipos.
En
este tipo de obras se identifican tres consecuencias directas en la economía:
las importaciones, las adquisiciones locales con su correlato en el empleo y los
beneficios al iniciarse el período operativo. Las importaciones se registrarán
principalmente entre el 2014 y 2015, las adquisiciones con el empleo local entre
2015 y 2019 y los beneficios de la operación a partir del 2019. Este calendario
será muy importante para el manejo de las expectativas macroeconómicas, que
serán materia de obligatorio comentario en los próximos dos años pues tenemos de
por medio la elección presidencial y del congreso en el 2016.
Lo
que más trascenderá y que será muy importante que desde el gobierno exista un
prolijo manejo de expectativas será el déficit en cuenta corriente que a partir
del 2012 ha tenido crecimientos exponenciales respecto al año anterior: 98% en
el 2012 y 45% en el 2013. La principal causa está en la caída de las
exportaciones y un gran crecimiento de las importaciones. Éstas últimas
experimentarán un incremento en los años 2015 y 2016, que van a ser del orden
del 4% anual, como consecuencia de las importaciones de los megaproyectos. Hecho
natural, pero que tendrá que ser bien comunicado para que no se incremente la
pérdida de confianza.