Tres años atrás - Por MARIO SALDAÑA C. - DIARIO CORREO
MARTES DE LICENCIA
Tres años atrás
Si el discurso por Fiestas Patrias que brindó ayer el
presidente Humala se hubiera producido exactamente hace tres años, deficiencias
o generalidades incluidas, me hubiera sentido mucho más esperanzado que hoy.
La de ayer parecía la alocución de un jefe de Estado que recién inicia su
mandato, pidiendo y abogando por la unidad de la clase política en pos de varios
objetivos nacionales, sobre todo en materia de educación, salud y lucha contra
la pobreza. No parecía la exhortación de un mandatario al que le quedan, para
ser realistas, no más de año y medio de tiempo para poder lograr, en el mejor de
los casos, culminar con éxito aquello ya iniciado o corregir o subsanar
errores.
Incluso, algún malpensado me decía ayer que Humala estaba ya adelantando los
lineamientos de gestión del gobierno de Nadine Heredia para el periodo
2016-2021. Porque, por ejemplo, poner en marcha el Plan Nacional de
Diversificación Productiva (cuya esencia, por lo visto inicialmente, es el Plan
Nacional de Competitividad que han suscrito todos los partidos políticos hace
más de 10 años vía el Acuerdo Nacional) requeriría de una concertación política
de gran alcance que le dé sostenibilidad; y, que yo sepa, las actuales
circunstancias entre el oficialismo y la oposición son un gran obstáculo incluso
para pactos mucho menores.
¿Qué ha gatillado entonces esta inusitada y excepcional
vocación por el consenso por parte del Presidente? La economía. Por una sencilla
razón. Hasta no hace mucho en el Perú nos podíamos dar el lujo de que nuestra
falta de institucionalidad, corrupción generalizada y pérdida total de confianza
en los políticos y en la política vayan por un lado, y el crecimiento económico
a velocidad de crucero por otro. Ambas cuerdas se hacían guiños, pero poco se
influían una y otra.
Con el frenazo económico en franca consolidación y un enfriamiento elocuente
de la bonanza, sobre todo de los sectores emergentes, es ineludible que el
grueso de la población voltee la mirada y pida explicaciones.
La pregunta es -la comparto con usted, querido lector- ¿a quién culpará la
población de dicha merma? A los políticos. ¿Y quién expresa la política del día
a día en el país? El Gobierno.
Como en muchas otras cosas, el régimen llega tarde. Bastante tarde. Ojalá que
no lo suficiente como para emprender, por lo menos, el arranque de parte de los
objetivos para el
bicentenario.