El modelo desde abajo - Por Javier Barreda - EXITOSA DIARIO
El modelo desde abajo
La encuesta de Datum de junio nos da algunas pistas sobre cómo
la gente ve el modelo económico y lo distantes que están los peruanos del
lenguaje, las lógicas y las propuestas de la tecnocracia, los políticos y los
líderes de opinión de los principales medios, que asumen que el modelo no es
cuestionado por los ciudadanos. Pero el 51% de los encuestados está en contra
del modelo (económico) y solo un 31% a favor.
Obviamente, uno podría preguntarse qué entiende, procesa o
percibe cada peruano cuando se le refiere al “modelo”. La asociación o idea del
modelo podría ser muy variada en el sentido común de la gente, pero la propia
encuesta brinda luces.
El 50% de peruanos considera que deben limitarse las
importaciones para proteger la industria nacional ante un 23 % que opina que las
importaciones no deben restringirse. El 72% considera que el Estado debe
garantizar las pensiones que en su mayoría debería ser gestionadas por una
institución pública y solo el 28% piensa que es un tema de ahorro privado. El
48% considera que el Estado debe tener un rol activo contra la pobreza y la
desigualdad y otro 38% cree que es deber del Estado asegurar las prestaciones
sociales a los más pobres. El 75% le otorga un rol clave al sindicato en la
defensa de los trabajadores, que incluye a un 38% que se inclina por que el
Estado financie y asegure su funcionamiento.
El 42% considera que los bancos comerciales deben ser públicos
y atender las necesidades sociales; para otro 44% debe regularse a los bancos
comerciales y solo un 14% cree que la banca debe ser privada. El 80% responde
que la legislación debe proteger al trabajador del despido y de las malas
condiciones de trabajo; solo un 20% considera que los contratos laborales deben
ser más flexibles y libres.
Hay un reclamo de justicia y protección; el modelo funciona en
cifras, pero socialmente es criticado. Por ello también, la política es
percibida como distante por la gente y aún más distante cuando se extiende la
corrupción en lo público y privado. ¿Cómo se expresarán estas percepciones en
las futuras elecciones? ¿Posibilita la emergencia de un outsider social? ¿O es
más viable que los candidatos realmente existentes canalicen con realismo estas
expectativas por mayor justicia y protección, sin renunciar a la inversión?
Atender a estas percepciones ayudaría mucho a la gobernabilidad, a la política y
a la viabilidad del propio modelo.