La irresponsable satanización de la Regionalización
Por César Gutiérrez
A raíz de las denuncias iniciadas en la región Ancash, en menos
de dos meses se ha iniciado un carnaval de señalamientos a las autoridades de
los gobiernos regionales y locales. Era un hecho conocido desde por lo menos
desde el 2012, que los procesos de contratación en regiones y alcaldías habían
perdido seriedad, pero a nadie parecía importarle.
En la inauguración de obras en provincias la
presencia de la pareja presidencial Heredia-Humala haciéndose acompañar de las
autoridades locales, el ciudadano recibía la señal que desde el Ejecutivo se
hacían de la vista gorda. El Contralor General, que hoy exige 150 millones de
soles anuales adicionales de presupuesto para hacer una labor eficaz según su
decir, en todo este tiempo teniendo tribuna donde propalar su pedido, no se
dejaba oír. Los líderes nacionales, sin ningún arraigo fuera de la capital, pues
sus partidos se han convertidos en logos con autorización para competir
electoralmente y nada más, estaban en el grupo de los que no sabían y no
opinaban. Es decir, los actores políticos antes de lanzar críticas deben hacer
un mea culpa público y luego lanzar sus recomendaciones que esperamos que sean
eficaces y no solo discurso mediático.
Pero más allá de la larga noche de cuchillos largos que estamos
viendo, donde los juristas deben decirnos si se está actuando con corrección sin
vulnerar derechos, cosa que es muy importante en un estado democrático; se está
lanzando el mensaje que la regionalización es mala por definición y se muestran
los malos ejemplos como muestra.
Me opongo a esa línea de pensamiento, descentralizar es una
necesidad a la que no se debe renunciar, el poder centralizado desconoce las
necesidades, inquietudes e idiosincrasia del habitante del interior del país,
por lo que no podrá ser un buen gestor para ellos. Lo importante son los
correctivos que hay que introducir para mejorar el sistema, que va más un allá
de la simplona propuesta del Ministro Miguel Castilla de tener la potestad de
ponerle candado a la transferencia de recursos y actuar de cajero. Lo básico
serán dos cosas: mejorar con urgencia la capacidad de gestión e incrementar la
celeridad de los mecanismos de control, temas que requieren conocimiento
especializado.