¿Cuál
es el papel del Primer Ministro en el gobierno de Ollanta Humala? Quizás esa
sea la pregunta que deba hacerle al Presidente la próxima persona a la que le
sea ofrecido el cargo. Ninguna persona seria aceptaría un encargo tan
importante sin haber delimitado claramente funciones y atribuciones, sobre todo
del poder fáctico que habita en Palacio de Gobierno.
El
premier César Villanueva parece no haber hecho esta pregunta fundamental antes
de aceptar el cargo. Probablemente pueda cambiar algún ministro en las próximas
semanas (quizás porque hay algunos que se quieren ir), pero ya su gestión ha
quedado seriamente dañada por la reafirmación presidencial respecto al
inconstitucional cogobierno que tiene con su esposa.
Y
en este caso no se trata de un problema de comunicación, o una maliciosa
interpretación de las palabras presidenciales. Se trata de una ratificación de
un hecho que se ha venido discutiendo casi desde el inicio de esta
administración, respecto del cual la oposición ha preferido mirar al costado y
no poner coto a esta pretensión de la familia Humala que daña las bases
republicanas de nuestro país.
Hay
que recordar que Salomón Lerner dejó el gobierno porque se decidió darle mayor
fuerza al giro programático, retirando a los izquierdistas. Óscar Valdés se fue
cuando no pudo tolerar las interferencias con su despacho. Juan Jiménez duró
más de un año porque optó por dejarse flotar antes que defender sus fueros.
Todo parece indicar que César Villanueva no ha tenido la fortaleza de enfrentar
este problema y se ha estrenado como traductor de las palabras de Ollanta
Humala.
Hay
quienes creen que Villanueva tiene el suficiente manejo político para
consolidarse como un verdadero jefe de gabinete. Lo veremos en los próximos
días, cuando tenga que tomar las primeras decisiones y liderar la presentación
de sus ministros en el Parlamento. Si para esa fecha no ha producido cambios en
el discurso y la acción del Ejecutivo, ya sabremos cuál es su destino.