El
gobierno apela a
cuestionables recursos para mantener su mayoría
Desde que Nicolás Macchiavello determinó que los gobernantes
suelen separar la política de la moral -a diferencia de los ciudadanos- guiados
por la premisa de que “el fin justifica los medios”, el tema ha generado un
constante debate respecto al quehacer de quienes dirigen los asuntos del
Estado.¿Puede un gobernante tomar
decisiones alejándose de lo moralmente correcto con el propósito de mantener su cuota de poder?
Es la pregunta que nace cuando vemos la defensa inflexible que hacen los
congresistas de Perú Posible de una indefendible canciller como Eda Rivas. Es
obvio que así como detrás de cualquier acto del fujimorismo está la preocupación
por Alberto Fujimori, en el ‘peruposibilismo’ todos sus actos están dirigidos
hoy a proteger a Alejandro Toledo.
Para el Gobierno su mayor preocupación es no perder la
mayoría parlamentaria, motivo por el cual no se deshace de la gran cantidad de
impresentables que llevó al Congreso. Los protege, impide que se les investigue
o sancione, y cuando le es inevitable, los suspende. Aunque terminada esta suspensión los
reciba con los brazos abiertos, e incluso los premie, como ha sucedido con el
congresista Omar Chehade, presidente de la Comisión de Constitución.En el caso de la canciller Rivas, se han
unido la necesidad del Gobierno y la necesidad del toledismo. Al presidente
Humala no le incomoda estar asociado a un personaje que debe explicaciones por
cuentas millonarias y propiedades compradas a través de empresas ‘offshore’, en
operaciones típicas de lavado de dinero. Para el jefe del Estado lo importante
es mantener la mayoría que le garantice la estabilidad de su gabinete y la
aprobación de leyes sin necesidad de mayor debate y haciendo uso abusivo de su
mayoría parlamentaria.
Tampoco le incomoda el voto del congresista Walter Acha,
acusado de violación, del Wilder Ruiz, denunciado por varios delitos ante el
Poder Judicial, tal como también lo es el ‘posibilista’ Renán Espinoza, a quien
la justicia lo ha requerido y se mantiene protegido por la mayoría. Junto con
ellos la ‘Robacable’, el ‘Comeoro’ y otros impresentables.
¿Cuál es el ejemplo que nos da el mandatario? La gran
transformación debió ser la de hacer política guiado por el imperativo moral de
actuar diferenciándose –por lo menos- de los que transgreden la ley.
Lamentablemente el presidente, que reitera su discurso respecto a los “políticos
tradicionales”, solo repite viejas prácticas, tan viejas que se vienen haciendo
desde que el hombre se organizo en un Estado. Poco le importa al presidente
Humala rodearse de los más cuestionables personajes, si eso le permite gobernar
de acuerdo a su voluntad.
¿Qué reparos le puede hacer un congresista cuestionado a un
Presidente que actúa por encima de la Ley? ¿Qué acción de control puede ejercer
un partido que debe defender a su jefe para que no termine en la cárcel? Hay,
pues, un sentido de conveniencia en la decisión del Gobierno de mantenerse al
lado de personajes cuestionados. En busca de protección, estarán dispuestos a
conceder todo aquello que el Ejecutivo solicite. No se trata de una mayoría alrededor de una idea de sociedad
que se quiere buscar, es una mayoría organizada en base al temor de la
cárcel.Es por lo tanto una mayoría
sólida como lo son los barrotes de una celda. Humala prefiere sumar personajes
cuestionados a quienes protege, casi como lo haría un capo de la mafia con los
suyos, para luego obtener en reciprocidad su lealtad absoluta. Qué ejemplo se
está brindando, qué expectativas de un cambio se están frustrando.
El presidente podrá al final de su gobierno vanagloriarse
respecto a las cifras que deje su administración. Mejoras en la inclusión
social, reducción de la pobreza, menor desigualdad. Pero también será
responsable de no haber producido un cambio en la política. Gobernar mostrando
superioridad moral y no apoyado en todo aquel que requiere protección legal para
no terminar en la cárcel.Esa si es
una oportunidad perdida.