A la falta de rumbo y mediocre gestión “humalista”, ahora sí le
corresponderá hacer frente a una complicada agenda previa al mensaje
presidencial. Se acabó la campaña por la revocatoria de la municipalidad de Lima
que mantuvo distraída a la opinión pública los tres primeros meses del año y las
torpes campañas mediáticas para distraer al ciudadano ya no surten efecto.
Los temas a resolver en los próximos cuatro meses no son nada
fáciles, hago una breve síntesis: indulto de Alberto Fujimori, venta de
Refinería La Pampilla, definición de la modernización de la refinería Talara,
servicio militar obligatorio y definición de los grandes proyectos mineros.
Sobre el indulto, hará lo que resulta más fácil, negarlo. El
temor a la llamada “izquierda caviar”, a Mario Vargas Llosa y a la alianza
parlamentaria con el “toledismo”, será su motivación. Generará polémica y dada
la gran cantidad de ciudadanos que están a favor de liberar al ex presidente,
habrá un costo en el nivel de aprobación.
Sobre la venta de la empresa Refinería La Pampilla SA, de
propiedad de la española Repsol, donde el gobierno tiene un inocultable interés
en adquirirla y sobre la inversión en refinería Talara, de propiedad de
Petroperú, habrá una polémica sobre el rol del estado, donde existirá orfandad
gobiernista de buenos polemistas. Desenlace imprevisible.
En el servicio militar obligatorio, que quiere ser pasado como
voluntario con galimatías del inefable ministro de defensa, es más que evidente
que se hace compulsivamente y también significará un gran desgaste,
principalmente por la confesión sincera del jefe del comando conjunto de las
fuerzas armadas, que los jóvenes reclutados irán al conflictivo VRAEM en
seis meses. Irresponsabilidad supina.
Finalmente, ya está clarísimo a nivel internacional que no hay
ningún proyecto minero en agenda que se desarrollará: Conga, es un fracaso; Tía
María, con la oposición que experimenta no se cristalizará; Bambas se va
paralizar por los conflicto en la zona; Cañaris correrá la misma suerte y
Quellaveco que era la gran esperanza va camino a detenerse por consideraciones
económicas-financieras.
En resumen estamos viviendo de la inercia sin crear nada nuevo
y esto se pondrá de manifiesto en cortísimo plazo.