El vendaval minero alentado por el gobierno de Ollanta Humala
amenaza esta vez las tierras agrícolas de su propia familia, ubicadas cerca de
Chumpi y Cora Cora en la provincia ayacuchana de Parinacochas. En primera fila
de la resistencia contra la mina Breapampa, de la compañía minera Buenaventura,
está un francés de 57 años, de ojos azules, y al que no le gusta andar con
rodeos: Pierre Oliver Combelles, etnobotánico de profesión, esposo de Katia
Kusiqollyur Humala Tasso, hermana del presidente. Ellos son propietarios de
Pitunilla, una propiedad que se eleva hasta los 3,200 metros de altura.
“Mi fundo está condenado por la mina”, dice en un rapto de
resignación. “Será un desastre, no solo para mí, sino para toda la gente que ahí
vive y que vive de la agricultura. Esta no es solo mi historia”, advierte
preocupado.
El suyo es un fundo de 100 hectáreas que adquirió junto a
su esposa Kusiqollyur en el año 2004, luego de vender su camioneta 4x4 y de
juntar hasta el último centavo de sus ahorros de muchos años. Su sueño es, o
era, ya no lo sabe ahora, quedarse ahí a vivir junto a sus 6 hijos y hacer del
lugar un jardín botánico andino y, a la vez, un centro de investigaciones de
ciencias naturales. Ahí cultivan quinua, kiwicha, maíz, papa y otros alimentos.
No hay tractores, todo se hace a mano y los productos son orgánicos. Desde hace
unos años hasta allá llegan estudiantes franceses admirados e incrédulos de que,
por ejemplo, la maca pueda cultivarse hasta los 3,200 metros sobre el nivel del
mar. “El campo peruano es una bendición de Dios, pero la maldición es la
minería. El gobierno debería emprender una verdadera política agraria, una
política de producción de alimentos. Pero la única política que hace es vaciar
el campo para dejarlo libre a las inversiones extranjeras”, señala indignado
este hombre que en los Andes jamás se ha sentido extranjero.
Pierre y Kusiqollyur se conocieron en el Museo de
Historia Natural de París. Él trabajaba ahí y ella preparaba su licenciatura.
“Ella es muy patriota. Me llamó mucho la atención su gran interés por revalorar
los cultivos indígenas y prehispánicos”, recuerda emocionado. Se casaron en 1994
en Francia y en 1995 en Ocopa, Huancayo. Ollanta Humala fue el testigo de bodas
y luego lo hicieron padrino de su hijo mayor, Illapa Francois.
“Fuimos los pioneros en los estudios de la maca”, dice
orgulloso. Y asegura que tuvieron que pelear con algunas transnacionales que
pretendían patentarla. Precisamente su esposa ha seguido estudios de doctorado
en la Universidad de París sobre la ecología de la maca. Confiesa que Ollanta y
Nadine jamás los visitaron en su fundo “Pitunilla” y esa posibilidad ahora es
más remota aún. “Son dos mundos distintos, mi fundo es rústico, no hay ni baño.
Ollanta está en el Palacio de Gobierno, la señora Nadine se reúne con Hillary
Clinton, yo estoy con los campesinos”, resume.
Tampoco quiere pedirle nada al presidente, aclara. Aunque
el proyecto Breapampa empezó a gestionarse desde el 2010, tenía esperanzas de
que la situación cambiara cuando el hermano de su esposa llegó a Palacio de
Gobierno.
“Yo he creído en su palabra, en sus promesas, como todos,
creímos en un cambio y por eso lo hemos apoyado”, recuerda. Si hasta
colaboró por dos años en la publicación “Ollanta”, donde escribía artículos
sobre política, traducía a De Gaulle, pero no permitía que Antauro echara mano
de ellos y los retorciera. Siente que ahora las reglas de juego están dadas y
que el país se encuentra en la misma ruta de continuidad que los gobiernos
anteriores.
Por estos días acaba de regresar de su fundo y, como ha
pasado antes, en Chumpi cada vez que se reúnen para ver qué acciones pueden
emprender, la mirada esperanzadora de los agricultores parece decirle: “pero si
tú eres el cuñado del presidente, algo podrías hacer”.
“Tampoco quiero ser vocero de la familia Humala Tasso, que
–comenta- se ha proclamado la oposición del gobierno”, dice Combelles. Solo
quiere dar un testimonio que recoja la situación y las voces de muchas familias
que ven sus cultivos amenazados por la presencia minera. “La diferencia es que
soy el cuñado del presidente pero, al fin y al cabo, estoy en la misma situación
que ellos”, asegura.
El proyecto minero Breapampa está ubicado en la provincia
de Chumpi, provincia de Parinacochas, región Ayacucho. El 25 de julio de este
año dejó de ser proyecto y entró en la fase de explotación para la obtención de
las codiciadas barras DORÉ, con contenidos de oro y plata, que atesora el cerro
Parccaorcco. El ecosistema de Breapampa, donde se instala la mina, está
conformado por bofedales y humedales (esponjas de agua) que se han formado
durante millones de años. Este sistema hídrico natural abastece acuíferos
kilómetros más abajo, en donde la presencia de la cordillera no es barrera para
que las aguas se trasladen a los distintos manantiales y nacientes de ríos.
Un informe realizado por el ingeniero Isaac Huayta Dávalos,
natural de Cora Cora, magíster en Minería y medio ambiente y profesor de
posgrado de la Universidad Católica en Gestión y Regulación Minera, alerta
en la operación de la mina Breapampa sobre un “inminente peligro con riesgo de
extinción de bofedales y otros cuerpos de agua, así como la contaminación con
aguas ácidas y sustancias químicas peligrosas de las aguas subterráneas”.
Las fallas que advierte este especialista empiezan desde el
tajo abierto en el cerro Parccaorcco, pues la operación de minado profundizará
más de 14 metros por debajo del nivel freático de las aguas subterráneas. Otro
de los puntos vulnerables que señala es en la plataforma de lixiviación, la cual
está cubierta con una geomembrana de polietileno de apenas 1.5 mm de espesor
para soportar la presión de 56 metros cúbicos de carga final de mineral a
lixiviar con solución de cianuro de sodio. “Representa riesgo de fuga por
deterioro de la geomembrana y el inminente ingreso de cianuro de sodio a
las aguas subterráneas”, señala el informe. Más aún tomando en cuenta que
el proyecto minero colinda con un importante bofedal de más de 120 hectáreas,
que drenan naturalmente unos 70 litros por segundo a los usuarios aguas abajo.
Los mismos estudios de Minas Buenaventura concluyen que todos los materiales a
emplearse podrían ser potencialmente generadores de ácidos.
Al sur de Ayacucho no se han quedado de brazos cruzados.
Hace unas semanas realizaron una marcha pacífica. “Nuestra microcuenca Mirmaca
se abastece solo de los bofedales, justamente donde está sentada la mina. La
empresa ya ha tomado 24 hectáreas para armar sus pozas de lixiviación”, dice
Carmen Canales, ingeniera industrial y presidenta del comité de regantes de
Pausa, uno de los distritos que se verían afectados. Sin embargo, el estudio de
impacto ambiental no los incluye como zona de influencia de la mina. El
informe del especialista Huayta también señala que el área industrial no cuenta
con un canal de coronación y la construcción de pozas de mayores eventos se
encuentra desfasada.
“El cerro Parccaorcco lo van a desaparecer, es un proyecto
en cabecera de cuenca que nos va a afectar. Hemos hecho una marcha pacífica
porque el Estado de Impacto Ambiental está plagado de irregularidades. Esto es
ilegal”, asegura Canales. Precisamente el informe de Huayta desbarata algunos
puntos pergeñados en el Estudio de Impacto Ambiental del proyecto minero
Breapampa. Por ejemplo, señala que el estudio hidrogeológico presentado en el
EIA del mencionado proyecto no es suficiente ni adecuado para garantizar la no
afectación de las aguas subterráneas y superficiales. Buenaventura anunció para
este año un programa de perforaciones de 10,500 metros con una inversión de
US$2.4 millones y posteriores ampliaciones al proyecto. Esto es lo que más
preocupa a Pierre Combelles. “La extensión de la mina se dará en la
vertiente de Pucagallo, donde nace el río Tastamayo, lo que va a afectar
directamente a nuestro fundo como a todas las tierras vecinas de Saramarca y
Mucha”, asegura el cuñado del presidente.
Hasta hace unos días estuvo en Cora Cora y se dio con que
ya no hay ni gente para trabajar la tierra. Todos se han ido a trabajar a la
mina. “Eso es solo el comienzo”, dice. Le recordamos que Cora Cora es también la
cuna de Isaac Humala. Pero toma distancia: “Él proviene de los hacendados, yo
ando con los campesinos”, afirma. El sábado 22 retorna a Francia. Todo el año lo
ha pasado en el Perú, casi todo el tiempo en su fundo en Ayacucho, sin ver a sus
hijos ni a su esposa. Las más pequeñas, las gemelas T’ika Louise y Sissa Claire,
ya lo reclaman. La última vez que Kusiqollyur, “su inteligente, valiente y
sacrificada esposa” como la llama, estuvo en Lima fue para la asunción de mando
de Ollanta Humala. “Es muy difícil que venga por ahora, está enseñando y
atendiendo a los niños. Y los pasajes son muy caros”, dice con sencillez.
Combelles está aprendiendo. Conga va. Hildebrandt en sus trece.