No entiendo. Se me escapa el porqué alguien que ha tenido una victoria
inesperada y que bien pudo haber terminado en debacle, en vez de concentrarse en
promover su triunfo no haga más que quejarse. Si no ella personalmente, al menos
eso es lo que hacen sus subordinados ante cuanto micrófono y cámara tienen por
delante demostrando, una vez más, lo verde que estaban y están para liderar
políticamente una ciudad.
Lo único que puede exhibir hoy de reconocible Susana Villarán como
gestión exitosa es el fin de La Parada como mercado de abastos y del crimen en
la capital. Pero resulta que lo “único” aquí es, para suerte de ella, un asunto
de dimensiones colosales. Alcaldes mucho mejor rankeados no pudieron o no
quisieron poner fin a este truculento negocio por miedos electorales. Por lo
tanto su única carta política frente a la revocación que está en marcha contra
su gobierno es, en realidad, el as de su victoria. Siempre y cuando, por
supuesto, entre los sucesos exitosos de La Parada identificados con su
administración y la fecha de la revocatoria no medie mucho
tiempo.
Y eso es justamente lo que ha hecho el Jurado Nacional de Elecciones
(JNE) programando la consulta popular para el 17 de marzo del próximo año. O
sea, la Villarán y su equipo tienen cuatro meses para explotar su triunfo de
“ley y orden” aprovechando que la recordación está de su lado. Así, mientras
menos tiempo pase entre el único hecho positivo que puede exhibir y la consulta
popular sobre su gestión, mucho mejor para ella.
Vienen las navidades y el fin de año cuando a nadie le va a interesar el
tema y, luego, un largo y ardiente verano cuando lo que menos quiere la gente es
que la molesten con ir a votar en una consulta que no esperaban. Así, es día, lo
más probable es que la gente maldiga a los revocadores que le malogran un
domingo de playa y recuerde que, después de todo, la Villarán limpió La Parada.
Nada más.
No lo han entendido así, sin embargo, sus regidores y asesores que han
salido a llorar frente el JNE. No les falta razón cuando acusan al Jurado de
discriminación por programar para el resto del país la consulta revocatoria para
julio mientras que en Lima para marzo. Pero en el caso de Lima –nadie sabe para
quien trabaja-- ,¡la discriminación es políticamente positiva para la Villarán!
Lo único que tiene que hacer en estos cuatro meses que faltan para la consulta
popular es no meter la pata que, tratándose de ella y su gente, es mucho más
probable si se le dieran más meses de aquí hasta julio.
Porque metida de pata es, señora, darle tribuna a la revocación que
pretende cortarle la cabeza. O sea, cada vez que usted y los suyos se quejan de
“Marco Turbio”, del JNE y de los intereses “mafiosos” “confabulados” tras
esta consulta, lo único que hacen es poner a la revocación en el foco de la
atención pública y darle la vida que, por lo menos hasta hoy, por sí misma no
tiene. Amen de que no hay algo más repelente en política que tener una autoridad
que se esté quejando mañana, tarde y noche sobre los problemas que se le
presentan y lo injustos que son con ella.
Entonces, agradezca que los revocadores tienen la calaña que tienen, que
la fecha para la consulta le es propicia y que, sin la revocación como espada de
Damocles sobre su cabeza usted nunca hubiera hecho de la necesidad virtud,
metiéndose como se metió en La Parada, sin duda un hecho sin precedentes en la
ciudad capital. Agradezca su suerte y, ya pues: ¡Pare de sufrir!