La OIT retrasa a 2016 la recuperación del empleo a niveles previos a la crisis
La Organización Internacional del Trabajo ha publicado hoy un informe
sobre el mercado laboral mundial en el que ofrece un sombrío panorama. Además,
según las conclusiones de la agencia de las Naciones Unidas, texto que la
organización ha hecho coincidir con la celebración en la ciudad francesa de
Cannes de la reunión del G-20, el grupo de los países más poderosos del globo,
las previsiones sobre el final de la crisis se alejan en el tiempo. Asimismo,
advierte de que la calidad de vida entre los desarrollados retrocede y aumenta
la tensión social ya que, al mismo tiempo que las condiciones empeoran, los
bancos siguen ganando más dinero y las empresas no destinan sus beneficios a
inversión. El informe llama a que se mantengan y, en algunos casos, se
fortalezcan los programas a favor del empleo. Sobre este extremo también
advierte de que los esfuerzos por reducir la deuda pública y el déficit "con
frecuencia se han enfocado de manera desproporcionada en el mercado laboral y en
las medidas sociales". Y pone un ejemplo de ello: un aumento del gasto en
políticas activas del mercado laboral de sólo 0,5% del PIB podría incrementar el
empleo en entre 0,4 y 0,8%, dependiendo del país, España incluida. De manera
general, la OIT denuncia que "el adagio según el cual la moderación de salarios
lleva a la creación de empleos es un mito". En su lugar, invita a adoptar una
estrategia de recuperación integral basada en los ingresos.
En el caso concreto de España, la OIT recuerda que, junto a Irlanda, ha sido
el país que más ha sufrido el impacto de la crisis en el mercado de trabajo por
culpa de un modelo de crecimiento basado casi exclusivamente en el inmobiliario.
Como resultado de ello, el mercado laboral español presenta las necesidades de
recuperación del empleo más abultadas de toda la UE con 2,3 millones de puestos
de trabajo para volver a los niveles de antes de 2008. En relación a su
población, solo Irlanda tiene que realizar un esfuerzo proporcional mayor. Las
principales víctimas de este deterioro, recuerda la agencia, han sido los
jóvenes y los temporales, que se han visto afectados "de forma
desproporcionada", asegura.
Junto a ello, el informe también destaca que Estados Unidos y España son
responsables de la mitad de los 13 millones de empleos que necesitan las
economías desarrolladas para volver al nivel previo a la crisis.
Entre 2000 y 2008, los "años de bonanza económica", el desequilibrio entre la
proporción del ingreso nacional acumulado por los factores trabajo y capital, se
intensificó. Así, "mientras que la parte de los salarios disminuyó entre 2000 y
2008 en 3,8 puntos porcentuales, la parte del capital aumentó en 0,2 puntos
porcentuales. Gran parte del aumento de la renta empresarial se debió al
crecimiento desproporcionado de los beneficios del sector financiero, lo que
explica también el estancamiento de la inversión productiva en España durante
este período", añade.
Para superar la crisis del empleo, la OIT afirma que "España precisa una
estrategia integral que cuente, en primer lugar, con un plan de choque para
mejorar las perspectivas de empleo de los jóvenes. En segundo lugar, es
necesario un ajuste de las políticas en materia de educación, competencias
profesionales y formación al nuevo modelo de crecimiento; en tercer lugar, es
preciso promover las políticas activas de empleo al tiempo que se presta apoyo
adecuado a los desempleados; y en cuarto lugar, se debe continuar con los
esfuerzos para reducir la temporalidad, promoviendo la creación de más y mejores
empleos".
También aboga por fomentar la inversión productiva y establecer políticas
salariales efectivas. "Es necesaria una mejor alineación del crecimiento de los
salarios con el crecimiento de la productividad para fomentar la
competitividad", asegura el informe antes de señalar que "la efectividad de las
políticas de fijación de salarios dependerá, en primer lugar, de los esfuerzos
para reducir la inflación (ya que los salarios reales no han sido un obstáculo
para la competitividad); y en segundo lugar, de la capacidad para revertir las
limitaciones de la negociación colectiva en relación con las prácticas de
fijación de salarios". El País.