A mi amigo Alexis Humala le ha caído la quincha en la cabeza la que, de paso,
ha salpicado a su hermano el Presidente Electo. Sí, digo mi amigo porque nunca
reniego de mis amigos, sobre todo cuando son los entrañables de la niñez y
juventud que vivimos en los mejores tiempos de nuestras vidas, el colegio. Y
además porque nadie ha alzado ni una sola voz para defenderlo y todos sí para
quitar el cuerpo y atacarlo, hasta los de su propio partido, ni se diga ya los
oportunistas de la “oposición”.
El pecado de Alexis es, sin más
trámite, ser hermano del Presidente Electo y estar haciendo política, por lo
visto, de alto vuelo. En Moscú, donde estudió toda su carrera universitaria de
geólogo de minas, dominando el ruso a la perfección e imbuido de su cultura y
tradiciones, Alexis se ha reunido con el canciller ruso para afianzar las
relaciones del nuevo gobierno de su hermano con Rusia, una potencia mundial,
extendiendo, de paso, una invitación personal, más allá de la oficial, para que
el canciller asista a la toma de mando de Ollanta Humala. ¿Quién mejor que él
para esa misión extraoficial de un gobierno que no ha entrado en funciones? ¿Qué
mejor deferencia que alguien que ha vivido allí 10 años para decirle a los rusos
“queremos que seamos mejores amigos”? ¿O hay algún problema con
Rusia?
También, y ese parece ser el gran pecado, el experto en
hidrocarburos ha tenido una reunión con empresarios gasíferos rusos para
invitarlos a invertir en el Perú y explorar posibilidades de una mayor
cooperación ruso-peruana en esa materia. En otras palabras, está haciendo lo que
la propaganda oficial de estos últimos 10 años nos ha machacado a todos los
peruanos hasta los huesos: ser embajadores del Perú en el mundo y promover las
inversiones que todos temen que se vayan con el gobierno de Ollanta Humala.
Pero, al parecer, lo que es bueno para todos los peruanos no es bueno que lo
haga el hermano del presidente electo. ¿Por qué? ¿Porque se apellida Humala? ¡No
es un diletante como “filete” o “Coqui” el que se reúne con los mineros, sino un
experto en el tema!
De más está decir, porque todos lo hemos visto
en la TV, que las reuniones de Alexis no han sido clandestinas. Nadie lo ha
“ampayado” en ninguna turbiedad y tanto sus reuniones políticas extraoficiales
como las de promoción de la inversión extranjera en el Perú han sido públicas y
notificadas por las oficinas de relaciones públicas de sus propios
protagonistas. Entonces, me pregunto yo por simple sentido común, dónde está la
“cuchipanda”, el “chanchullo” y la “sospecha”, como dice el amigo Augusto
Álvarez Rodrich, que resume la alharaca de la prensa nacional. Ese es nuestro
oficio, pero un poquito de criterio no estaría mal,
¿verdad?
Finalmente, está el tema de que el hermano de un
presidente no debe desempeñar funciones políticas en su gobierno, eso dice la
Constitución. Pero oigan lo que dice la Historia. John F. Kennedy nombró a su
hermano Bobby Fiscal General de EE.UU, el mejor que ha tenido ese país. Y no le
dio tregua a la mafia, Hoffa y sus secuaces. O sea, ser hermano de un presidente
y hacer política por él no es sinónimo de corrupto, aunque a muchos no les entre
en su “transparente” cabeza de chorlito.