Toledo acusa a PPK de tener una ambición política desbocada
“Yo tenía diez puntos adelante en las encuestas”, dice
Alejandro Toledo con evidente nostalgia. El peso de la contienda electoral en su
país, que lo dejó más que maltrecho, se nota en su rostro, mientras sus manos
tratan de dibujar sobre la mesa los temores que le inspiran los dos candidatos
que pasaron a la segunda vuelta: Ollanta Humala y Keiko Fujimori.
Son las cinco de la tarde del martes en la capital noruega y el
“doctor cholo” como dice que lo llaman cuando pasa por Bogotá, alista su partida
a otro escenario internacional para contar, como lo viene haciendo, que no hay
otro camino que el de vigilar a quien consiga la victoria y lanzarse a la calle
con los suyos (Perú Posible) si se llega a violar la
Constitución.
Semana.com: ¿La pregunta obvia es cómo llega
Perú a esta encrucijada?
Alejandro Toledo: Primero habría
que decir que Perú no se merece esto. Lo digo, sabiendo que yo participé. Diez
años de crecimiento económico se pueden echar por la borda. Yo lo recibí en
recesión y lo entregué con 7.5 de crecimiento y el presidente Alan García lo
llevo hasta 9.0.
Semana.com: Algo envidiable en estos
tiempos de crisis…
A.T.: Mire, yo viajo por el mundo hoy
y encuentro una inmensa sed por invertir en Perú, tenemos al fin y al cabo la
tasa de crecimiento más alta de América latina.
Semana.com: Entonces, ¿qué
pasó?
A.T.: Primero, cierto maquiavelismo político, del
que es responsable el presidente Alan García, combinado con una ambición
política desbocada de mi exprimer ministro Pedro Pablo Kuczynski
(PPK).
El presidente García se equivoca cuando dice en ese momento
que si yo gano lo voy a perseguir. Nunca, si no perseguí a Alberto Fujimori o a
Vladimiro Montesinos (esa es tarea de la justicia) mucho menos iba a perseguir a
Alan García.
Semana.com: Entonces…
A.T.: Es un
tema personal. Él no se recupera del hecho de que yo le gané las elecciones en
2001. Entonces lo que hace Alan es levantar la figura de PPK para jalar los
mismos votos míos e impedir que yo llegue a la segunda vuelta y ahí es cuando
pasa Keiko Fujimori, detrás de Ollanta.
Semana.com: Si es
así como usted lo dice, entonces el presidente García también falló en su
cálculo…
A.T.: No, porque es que entre Keiko y el
presidente García hay un pacto de impunidad. Y es que vale recordar que los
delitos por los cuales salió Alan García de su primer gobierno, nunca fueron
juzgados. Fujimori y Montesinos hicieron que eso prescribiera cuando Alan se
escapó a Francia y Colombia, donde buscó asilo. Y luego lo habilitaron.
Semana.com: Pero esa no puede ser la única razón para que
los dos candidatos, si no más cuestionados sí aquellos que despertaban mayores
prevenciones, pasaran a la segunda vuelta…
A.T.: No, la otra parte de la explicación a lo que sucedió en
la primera vuelta es que a veces los países colapsan por éxito. Me explico:
ocurre que tener un gran crecimiento económico sin que eso se refleje en la
calidad de vida de gente, puede causar una erosión social. Eso pasó en Perú. Hay
un resentimiento de la gente, que ve en los medios de comunicación cómo se habla
de un buen momento del país, pero no lo siente en el bolsillo. Ni en servicios
públicos, ni en educación, y la gente castiga eso.
Semana.com: Vamos a los candidatos finalistas. Usted no le
cree a Ollanta Humala cuando habla de una nueva etapa en su vida política,
cuando se presenta como un hombre más lejano al espectro bolivariano y más cerca
del centro. ¿Por qué?
A.T.: La disyuntiva está entre una
candidata, Keiko, que perteneció a un gobierno corrupto, violador de los
derechos humanos, que tuvo en el poder a un hombre, su padre, que mintió cuando
dijo ser peruano. Y del otro lado está ese salto al vacío que significa Ollanta
Humala.
Es que no sabemos cuál es el Ollanta que se presenta como
candidato. Si es acaso todavía aquel autor de una página web donde dice que
tiene que cambiar la Constitución para crear una constituyente a lo Chávez;
nacionalizar ciertas empresas estratégicas, a lo Chávez; o ese que va a
Washington y da un discurso suave; o el Ollanta que sale dispuesto a firmar lo
que le pidan con tal de que lo vean como un hombre conciliador y dialogante. Es
un salto al vacío. La verdad, no hay en el mundo un país con una encrucijada
similar.
Semana.com: ¿Qué va a
pasar?
A.T.: Estadísticamente están muy cerca. La
tendencia es que crece Fujimori. El establecimiento ha decidido jugársela por
ella y ha dispuesto de mucho dinero para ese fin. Mientras por el otro lado el
Partido de los Trabajadores de Brasil (PT), con la plata de otro país que usted
y yo conocemos, apoya a Humala. Corremos el riesgo de desandar diez años de
crecimiento.
Semana.com: ¿Y cree que se puede debilitar la
democracia?
A.T.: Sí, la democracia en Perú estará en
grave peligro, gane quien gane.
Semana.com: Usted cree
que, de ganar Keiko, ¿existe la posibilidad de ver a Alberto Fujimori libre, en
la calles de Lima?
A.T.: Está claro que si se da ese
resultado, quien va a manejar el poder será su padre desde la cárcel y yo no
descarto esa posibilidad de que lo dejen libre, lo que rompería la independencia
de los poderes.
Semana.com: Y…
A.T.: Pues si eso se da, Alejandro Toledo volverá, con la
vincha en la frente, a salir a la calle. Y si Ollanta Humala gana y pretende
cambiar la Constitución, Alejandro Toledo se pondrá la vincha en la frente y
saldrá a la calle.
Semana.com: ¿Alguno de los candidatos
se le ha acercado para proponerle fórmula de respaldo?
A.T.: Ollanta Humala se reunió conmigo y me ofreció un
cogobierno.
Semana.com: ¿En qué condiciones?
A.T.: No voy a entrar en los
detalles.
Semana.com: Y usted, ¿qué le dijo?
A.T.: Lo mismo que le diré a Keiko Fujimori, que no estoy
interesado en nada diferente a que Perú Posible, mi partido, y quien habla,
ejerzamos una celosa veeduría del nuevo gobierno para evitar un retroceso en el
crecimiento y exigir una mayor inclusión social.
Semana.com: ¿Qué sería lo menos malo que le podría pasar
entonces a Perú?