La polémica por los apagones energéticos se agudiza en Perú. Este miércoles,
Eduardo Farah, jefe de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), principal
gremio industrial del país, rechazó un pedido del gobierno del presidente Alan
García de racionar la energía que utilizan en sus procesos productivos y lo
responsabilizó de una crisis de suministro que ha ocasionado cortes de
electricidad a grandes empresas y hasta un apagón en la capital del país.
Farah afirmó que detener la producción para lograr un menor flujo de energía,
tal como lo pide el Gobierno, traería graves consecuencias. "La producción no
puede parar, si nosotros paramos la producción, la inflación va a subir más, las
consecuencias van a ser funestas para mucha gente que trabaja en las empresas",
dijo Farah a la radioemisora local CPN (ver Industria peruana rechaza racionamiento
eléctrico)
Al ser consultado por la solución al problema, Farah sugirió que el Gobierno
debería asumir la diferencia de los mayores costos que traería trabajar con
generadores de electricidad alimentados con diésel, encarecido por los altos
precios internacionales del petróleo. "Que me diga el Gobierno qué va a hacer,
alguien va a pagar la diferencia, si hay que ir a eso, los culpables pagan la
diferencia," afirmó Farah.
Las declaraciones de Farah cayeron como un balde de agua fría tras el llamado
a la calma del presidente Alan García de este viernes último, quien pidió “no
echarle la culpa a nadie, ni al gobierno pasado ni al anterior (…) nadie podía
prever que el Perú iba a crecer con esta velocidad”, dijo el mandatario (ver García dice que Perú sufre “crisis del
crecimiento” en Política 8/8/2008)
García puso como causa de los apagones las condiciones internacionales y el
acelerado crecimiento económico peruano, cuya economía se está expandiendo a
tasas de entre 9% y 10%, en promedio y con un ritmo inflacionario que en junio
anotó un 5,7%, casi el doble de la meta oficial. Un escenario que el mandatario
peruano graficó como lo que le ocurre “al hijo cuando le crece el cuerpo rápido
y si no se le cambia la ropa, le queda corta”.
Pero más allá de los argumentos del gobernante peruano, los expertos apuntan
a causas estructurales como el verdadero origen del problema. Según datos del
Ministerio de Energía y Minas de Perú, la tasa de crecimiento de la demanda
eléctrica del país andino pasó de 4.100 megavatios (MW) en 2004, a 4.563 MW en
el primer trimestre de 2008, en un contexto en el que la generación eléctrica se
ha reducido en 17% por causa de la falta de lluvias.
Problemas de transporte. Actualmente, la generación eléctrica peruana
depende en un 50% de la energía hidroeléctrica, en un 13% del diésel y en un 37%
del gas. Y precisamente este último recurso se ha transformado en estos últimos
días, según analistas, en el gran “cuello de botella” del sistema eléctrico
peruano. El origen de este cuello de botella se remonta a 2007, cuando la
administración del propio García firmó un contrato con la Transportadora de Gas
del Perú (TGP), y la empresa Perú LNG, para transportar 620 millones de pies
cúbicos de gas desde la selva hasta la sierra peruana, a través del gasoducto de
Camisea, principal reserva de gas del país.
Sin embargo, la promesa de los 620 millones de pies cúbicos sólo quedó en el
papel porque si bien el gasoducto de Camisea tiene un diámetro de 32 pulgadas y
puede transportar 1.180 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd) en su recorrido
inicial de la selva del Cusco, esta capacidad se reduce a un diámetro de 24
pulgadas y una capacidad de transporte de un máximo de 450 mmpcd en la zona de
la sierra peruana. Más aún, ya en la costa –y en el trayecto desde desde Pisco
hasta Lima– el diámetro del gasoducto se reduce a 18 pulgadas y tiene una
capacidad de 315 mmpcd.
“La principal reserva de gas natural del país debió hacerse de 80 pulgadas,
al firmarse el contrato y no de 30 pulgadas de diámetro como es en la
actualidad”, dijo el ministro de Energía y Minas peruano, Juan Valdivia, en una
entrevista con Radio Programas del Perú difundida a principios de esta semana y
en la que advirtió que es necesario “contar con más gas natural para atender la
mayor demanda de las empresas de generación y tener una situación más holgada en
el tiempo”.
Pero junto con este reconocimiento, Valdivia también se encargó de aclarar
que la crisis energética peruana sería aun peor si el actual gobierno no se
hubiera encargado de modificar la fórmula de ajuste al precio del gas natural.
“Tendríamos unas tarifas eléctricas 40% más caras y muy pocas personas hubieran
convertido sus autos, industrias o grupos térmicos al gas natural”, destacó el
secretario de Energía peruano.
El optimismo de Valdivia se sustenta también en los más de US$2.680 millones
que está invirtiendo el gobierno de Alan García para aumentar la capacidad de
generación, transmisión y distribución eléctrica del país (ver Perú invierte US$ 2.680 millones para ampliar su capacidad
energética en Infraestructura), los más de US$ 400 millones
contemplados para la ampliación del Sistema de Transporte de Gas Natural, que
opera Transportadora de Gas del Perú (TGP), y otros US$ 1.380 millones para
aumentar la producción de líquidos y gas de Camisea a cargo de Pluspetrol.
El propio Valdivia ha asegurado que con esto se está triplicando lo invertido
en años anteriores en el sector energético y que los resultados podrán
apreciarse en 2009, cuando la ampliación del sistema de transporte de gas
natural permitirá superar los 450 mmpcd y, finalmente, alcanzar los 1.000 mmpcd
en 2011. Por ahora y mientras el plan ya se pone en marcha, Valdivia y su asesor
más cercano, el viceministro de Energía, Pedro Gamio, serán los encargados de
zanjar parte del conflicto con los empresarios durante una reunión que se
realizará este jueves.
“Queremos tener un diálogo franco y sincero y escuchar la opinión del Comité
de Energía de la SIN”, adelantó el propio Gamio, quien será el encargado de
explicar a los empresarios en qué consisten las medidas que se están aplicando.
Parte de ellas debiera prolongarse sólo hasta fines de octubre, cuando el inicio
de la temporada de lluvias alivie la escasez energética en Perú.