El vicerrector de la
Universidad Católica, Marcial Rubio, acaba de publicar Universidad y Autonomía.
En Defensa de la PUCP, gracioso folleto que contiene nuevas y originalísimas
argumentaciones en el litigio que esa casa de estudios mantiene con la Iglesia.
El problema está en que, más que gracioso, el citado folleto es antijurídico y,
más que antijurídico, insulta nuestra inteligencia.
UNO: La PUCP se
resiste a que la Junta de Administración “perpetua e insustituible” que Riva
Agüero instituyó pueda sesionar. Hace 7 años que la Junta no se reúne. No es
extraño que el Poder Judicial haya rechazado la acción de amparo interpuesta por
la PUCP contra el Arzobispado de Lima.
DOS: Marcial Rubio
vuelve recargado pero con tesis dignas de Ripley. Sostiene Malulo que la
voluntad testamentaria de Riva Agüero es “inaplicable e inconstitucional” porque
la Constitución del 93 define a la universidad como “comunidad de maestros,
estudiantes y egresados” y la Junta de Administración “no puede ponerse por
encima de la universidad en materia de administración de bienes”. O sea,
huérfano de argumentos, Malulo simplemente arroja al tacho y de un plumazo el
testamento de Riva Agüero. Su mensaje es claro: invocamos retroactivamente una
Constitución aprobada 55 años después de instituido el testamento para quedarnos
con los bienes de Riva Agüero y, en nombre de la supuesta autonomía
universitaria, abjuramos, renegamos, del compromiso institucional que libre y
autónomamente adquirimos con el legado. Nos importa un pepino la voluntad
testamentaria.
TRES: El papel
aguanta todo y, con atrevimiento digno de mejor causa, Malulo incurre en jocosas
contradicciones. Indica que sólo maestros, estudiantes y egresados son miembros
de la comunidad universitaria. Acto seguido añade que “el Arzobispo de Lima sí
es miembro de la comunidad universitaria”. ¿Entonces? Asimismo, reclama que Riva
Agüero instituyó una Junta de Administración perpetua pero “con plazo de 20
años. ¿Perpetua y sujeta a plazo? Es la cuadratura de círculo.
CUATRO: El folleto
de Malulo contiene un rosario de espinas con el que la propia PUCP puede
atragantarse. Malulo reconoce que, por su naturaleza católica y pontificia, la
universidad tiene una relación formal con la Iglesia. Pero, simultáneamente,
ignora lo expresamente estipulado por la Santa Sede a través del documento
pontificio ex-Corde Ecclesiae. Por lo demás el estatuto de la PUCP aún no es
reconocido por el Vaticano.
CINCO: En el prólogo
del folleto el abogado de la PUCP, Jorge Avendaño, escribe: ”el presente trabajo
es el más profundo y acucioso que se ha hecho en el Perú sobre la autonomía
universitaria“. Ja, ja, ja, ja.