Cuando uno termina de leer el
libro de Jaime de Althaus La Revolución Capitalista, siente que es posible que
el Perú se acerque rápidamente al desarrollo si en su camino no se cruza un
aventurero chavista. La revisión que hace De Althaus de los casos de éxito
empresariales muestra cómo en vinculación con el mercado interno y el externo se
produce un proceso de acumulación de capital nacional que será la verdadera base
que permita un crecimiento sin convertirnos en una maquila. Pensaba con
optimismo en ello, y que La Revolución Capitalista debería reemplazar en las
universidades a aquellos bodrios preparados por sociólogos velasquistas que
buscan interpretar nuestra sociedad, cuando se produce la noticia de la
absorción de Wong por la chilena Cencosud. Wong, la empresa peruana de mayor
reconocimiento, y a la que los peruanos le reconocemos altos estándares de
calidad, deja de ser peruana. De Althaus decía: “Uno de los fenómenos más
espectaculares de la acumulación capitalista de los últimos años ha sido la
extraordinaria expansión de los mercados de los supermercados y centros
comerciales producida en Lima”. Más adelante precisa: “El paradigma del
crecimiento de los supermercados ha sido Wong, un caso de estudio de una bodega
de esquina que se transformó en una gigantesca cadena de supermercados,
trasladando a estos últimos la filosofía de atención personal propia de la
bodega”. Cuando De Althaus rebate el mito de la desnacionalización de la
economía peruana, explica que en los últimos años han aparecido cinco grupos
poderosos: Wong, Rodríguez, Añaños y dos grupos Belmont, que además no responden
a la vieja estructura social peruana. La venta de Wong vuelve a poner sobre
el tapete el problema de la acumulación de capital nacional y si esto es
necesario que sea parte de una política de Estado. El gobierno, desde los
artículos del Presidente y con sus actos –al haber otorgado los ambientes de
Palacio para el anuncio comercial–, parece no ser consciente de esto o
simplemente no es de su interés. La compra por Cencosud de Wong se realiza
además en el momento en que el Perú está formando un área de libre comercio con
Chile, con lo que los productores del país del sur tienen a la principal cadena
de ventas a su servicio para comercializar sus productos y competir con los
nuestros. Entrevistas en medios y los foros en internet muestran el
mayoritario rechazo de la ciudadanía a esta operación. Algunos dirán que se
trata de chauvinismos trasnochados, pero lo cierto es que se trataría de
chauvinismos de los clientes de Wong. El problema de este gobierno es que ha
asumido algunas ideas con dogmatismo, pero no tiene un proyecto de desarrollo.
Lo demostró en el cuestionado tema de los aranceles, y lo muestra ahora al
celebrar la operación de venta de Wong.