Legisladores de EEUU la hacen larga y dejan en el limbo asuntos de interés para América Latina
El Congreso de
Estados Unidos concluye actividades este viernes antes del receso de verano
boreal, sin concretar varios temas latinoamericanos, en especial los TLC con
Perú, Panamá y Colombia, y una fracasada reforma migratoria que afecta sobre
todo a hispanos.
Los tres acuerdos de
libre comercio negociados por el gobierno de George W. Bush con países
latinoamericanos quedarán para consideración del Legislativo cuando inicie la
segunda etapa de sus actividades del año en setiembre.
Desde que asumieron
el control del Congreso en enero, luego de las legislativas de noviembre, los
demócratas multiplicaron exigencias a los países que buscan acuerdos comerciales
con Estados Unidos, al punto que los textos de los pactos han debido modificarse
y las legislaciones de algunos países adaptarse.
La mayor parte de
los pedidos de los demócratas se centraron en un fortalecimiento de las normas
ambientales y laborales en los potenciales socios.
Así el Congreso
peruano ratificó a fines de junio un protocolo de enmiendas al Tratado de Libre
Comercio (TLC) con Estados Unidos, en tanto en Colombia, donde el presidente
Alvaro Uribe ya firmó la ley por medio de la cual se aprobó el acuerdo, el
Congreso tiene a consideración las modificaciones al texto exigidas por los
demócratas.
En el caso de
Panamá, los pedidos demócratas ya fueron introducidos al texto firmado el 28 de
junio entre ambos países.
Los dos congresistas
demócratas clave para la aprobación de cualquier TLC viajarán la próxima semana
a Lima para reunirse con autoridades peruanas, informó el jueves a la AFP una
fuente legislativa estadounidense.
El viaje de Charles
Rangel, presidente del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de
Representantes, y de Sander Levin, miembro del subcomité de Comercio, tendrá
lugar del 5 al 7 de agosto.
Los dos congresistas
habían señalado que acudirían también a Panamá, pero el viaje finalmente no se
realizará como se había anunciado.
De los tres
acuerdos, el más comprometido es el negociado por la administración Bush con
Colombia.
A fines de junio,
los demócratas de la Cámara de Representantes emitieron una declaración conjunta
firmada por la presidenta Nancy Pelosi, el líder de la minoría Steny Hoyer, así
como por Rangel y Levin, en la que signaban la suerte a corto plazo del TLC con
Colombia.
"Hay una amplia
preocupación en el Congreso por los niveles de violencia en Colombia, la
impunidad, la falta de investigación y procesamiento, así como el papel de los
paramilitares", afirmaron. "Asuntos de esta naturaleza, no pueden ser resueltos
solamente mediante el lenguaje en un acuerdo comercial", dijeron.
"Creemos que primero
tiene que haber pruebas concretas de resultados sostenibles en el terreno",
subrayaron. "Por tanto, no podemos apoyar ahora el TLC con Colombia",
sentenciaron los legisladores.
En la columna del
debe del Congreso con los países latinoamericanos durante la primera mitad del
año resalta además la ausencia de una reforma migratoria, que por segunda vez en
menos de un año fracasó, dejando en el limbo a unos 12 millones de inmigrantes
indocumentados, la mayoría de origen latino o hispano.
El proyecto de ley
abría la puerta a una regularización de los extranjeros ilegales que residen en
Estados Unidos, creaba un sistema de contratos temporales para futuros
inmigrantes y otorgaba 4.400 millones de dólares para reforzar el control de la
frontera sur con México.