¿Ha surgido un SIN posmoderno?: Por Juan Carlos Tafur
“La prensa no puede marcar nuestra agenda o
si no vamos a acabar como Toledo”, repite en casi todos los consejos de
ministros, el presidente Alan García. Más allá de que ello no parezca justificar
la extrema hiperactividad presidencial –aparece a diario dos o tres veces como
mínimo–, lo cierto es que su temor se está haciendo realidad en los últimos
días...
La línea
divisoria la marcó la denuncia del programa La Ventana Indiscreta contra la
ministra del Interior Pilar Mazzetti. Desde entonces algo parece haberse roto en
la blindada estrategia palaciega.
El
problema es que algo extraño viene ocurriendo. Y los periodistas lo comentamos y
lo discutimos. Muchas de las víctimas de las denuncias periodísticas lo murmuran
entre dientes. Muchos otros, aun no pasados por las hogueras mediáticas, señalan
que son seguidos, filmados y fotografiados.
¿Quién
tiene la capacidad logística de hacer eso?. Recientemente, un columnista hablaba
de una red de inteligencia privada y cosechando tendenciosamente del tema,
anunciaba que las siguientes víctimas iban a ser sus amigotes, Allan Wagner o
José Antonio García Belaúnde, ministros de Defensa y Relaciones Exteriores,
respectivamente.
El
asunto no parece ir, sin embargo, por ese lado, a pesar que todas las víctimas
pertenecen al gobierno. Ello, que podría abonar a favor de la tesis de que
estamos frente a un operativo opositor, no se condice con las sospechas de los
propios integrantes del régimen que han merecido periodicazos o
pantallazos.
¿Será un
ajuste de cuentas proveniente del propio seno del aprismo, que ha encontrado en
la prensa un vehículo para sacar del camino o afectar a quien el digitador de
este operativo elige?
Hoy por
hoy, el único sistema de inteligencia realmente operativo es el de la Marina.
Muy cercana a Palacio, dicho sea de paso. Según algunos, allí está la cocina de
muchas de las denuncias señaladas. ¿O será Agustín Mantilla, personaje con los
contactos suficientes como para diseñar semejante sistema?. Eso dicen
otros.
No lo sabemos y no nos aventuramos a
lanzar una hipótesis probable. Lo cierto es que la propia entraña del partido de
la avenida Alfonso Ugarte provienen estas sospechas, cosa que, sin duda, de
confirmarse, sería terrible. Un tema caliente, que no puede ser tomado a la
ligera