Jaime Rázuri en la ''prisión'' de Gaza por: Alexandro Saco
Gaza se puede definir como una
prisión para 1.5 millones de palestinos. Es una franja de unos 50 kilómetros de
largo por 5 de ancho en promedio. Es el territorio densamente más poblado del
mundo con alrededor de 3500 habitantes por Km2, cruzada por campos de
refugiados. Es una de las dos zonas en las que se dividió Palestina luego de la
creación de Israel en 1948. No tiene conexión física con Cisjordania, zona en la
que habitan la mayoría de palestinos. No cuenta con el control de sus accesos
marítimos, terrestres o aéreos; su infraestructura ha sido totalmente destruida
por el ejército israelí incluyendo su central eléctrica o su universidad. El
desempleo es gigante y la mortalidad y morbilidad se hallan a niveles de
catástrofe humanitaria.
Ultra somera descripción del lugar
en el que ha sido secuestrado el fotógrafo peruano Jaime Rázuri de AFP. En lugar
de hacer vigilias en el atrio de la catedral, lo que deberían hacer los medios y
los periodistas peruanos en informar más y seriamente sobre la guerra palestino
israelí. Si los periodistas, que son los que de algún modo puede acercar
realidades lejanas, se quedan en lo anecdótico del secuestro, y no se esfuerzan
por explicar lo que es y sucede en Gaza, pues muy poco los diferencia de los
programas sensacionalistas que apelan a la lágrima.
Esta es una oportunidad para abrir
el intercambio de puntos de vista sobre Medio Oriente, y no limitarse los medios
nacionales a repetir como ventrílocuos lo que señalan los despachos de las
grandes cadenas o agencias. Sin duda que es condenable y terrible la situación
del fotógrafo peruano en Gaza, y que la privación de libertad o cualquier
atentado contra la vida no se justifica. Pero es oportuno señalar que existen
muchos factores que deben explicarse para no caer en el lugar común que nos
quiere hacer pensar que todo palestino, musulmán o árabe es un casi terrorista.
Esa simplificación no ha sido confrontada por los opinantes o informantes del
secuestro, que se han limitado a exponer con el sesgo acostumbrado. No se ha
entrevistado a ningún representante de la embajada Palestina
en Lima, pero se planea un plantón en su frontis.
En Palestina hay muchas razones para
reclamar y presionar al propio gobierno palestino y al israelí. La reacción
frente al triunfo democrático de Hamas en las elecciones del verano austral
pasado, que provocó la retensión del dinero destinado al pago de lo que queda de
la administración pública palestina y el secuestro de muchos diputados y
ministros del gobierno de Hamas. Las masacres que se han venido sucediendo en
los últimos años sobre inocentes en Gaza y que tuvieron a Biet Hanun hace unos
meses como nuevo símbolo. Las limitaciones materiales que significa vivir para
este 1.5 millones de palestinos en lo que es una prisión a cielo abierto, o para
3.5 millones en Cisjordania jaqueada por un muro. Los siete mil presos
palestinos en cárceles israelíes, etcétera, etcétera.
Pero toda esta realidad es
justificada por los gobiernos de Israel y EEUU bajo el argumento de que es la
única manera de luchar contra lo que ellos definen como terrorismo, en este caso
palestino. Décadas de la misma política, en la que cada nueva "negociación"
sirve para que no cambie casi nada, es lo que ha dejado esta perspectiva de
desprecio a la causa palestina, en la que cada nuevo interlocutor que éstos
presentan sea elegido democráticamente o no, es considerado inválido. Sobre eso
se han venido construyendo mitos como el que señala que la continuidad de la
guerra es responsabilidad de Arafat al negarse a aceptar una "generosa" oferta
del gobierno de Barak en Camp David, cuando ya existen hoy relatos de personas
que participaron en esa negociación que lo desmienten.
Nada de lo dicho significa
desconocer la existencia de Israel ni negar que el radicalismo musulmán es parte
constitutiva del problema. Pero sí es necesario tratar de contrapesar la
información. Así como Israel se jacta de varios logros que pueden ser muy
ciertos en su corta vida como Estado, debe reconocer los tremendos abusos que a
lo largo de décadas viene imponiendo a los palestinos, porque esa es la base de
su existencia menos tortuosa. Los que nos acercamos a este conflicto, tratamos
de entender la complejidad y el sentimiento de presión que significa la vida en
Israel y en Palestina. En el caso israelí, deseamos que su sociedad haga lo
posible para que los radicales no ganen posiciones en su gobierno como Liberman
hace muy poco.
Por eso la diatriba a la prensa
peruana de hoy que sólo ve en Jaime Rázuri un nuevo motivo de portadas y tontas
vigilias para la foto, cuando lo que más beneficiaría es informar más y bien
sobre la realidad de nuestros hermanos palestinos e israelíes.