Obispo de Cajamarca quita autoridad al Padre Arana
A los sacerdotes, religiosos y religiosas, fieles cristianos, ciudadanos y
ciudadanas de la Diócesis de Cajamarca: Saludo con afecto y sentido de
profunda responsabilidad a todos los hermanos y hermanas de la Iglesia que
peregrina en la ciudad de Cajamarca y los demás ciudadanos que integran las
nueve provincias que forman esta diócesis. Asimismo me dirijo a todo hombre y
mujer de buena voluntad que sienten la preocupación por el bienestar de todos
para conseguir un mundo más fraterno y en armonía con la naturaleza y el
desarrollo, el progreso moral y material de todos los que vivimos en esta
querida tierra.
A todos gracias paz departe de nuestro Padre y de Jesucristo nuestro
Señor
Ante una situación concreta: Como es de dominio público durante el mes de
julio hubo enfrentamientos entre la policía y campesinos ciudadanos de las
comunidades de Combayo. Las dificultades se agrandaron por el fallecimiento del
ciudadano Isidro Llanos Chavarría que soliviantó más los ánimos. Es mi
obligación no sólo lamentar este suceso, sino también condenar el hecho, pues la
pérdida anormal de una vida contra el mismo Señor de la Vida. Se busca un
diálogo entre partes que fracasa tras un intento y otro. El veinticinco de
agosto la Gerencia de Asuntos Externos de Minera Yanacocha anuncia que "paraliza
todas las actividades del Proyecto Carachugo de manera indefinida"; pero en esos
mismos días los comuneros toman la carretera Cajamarca-Bambamarca obstaculizando
las actividades mineras, por lo que Minera Yanacocha interrumpe todas sus
actividades. En esos días la ciudad de Cajamarca se llena de marchas de toda
índole. El día veintisiete de agosto se lleva a cabo en Lima, con la
intervención del Señor Primer Ministro, una reunión de partes, que da paso a un
acuerdo de levantar la interrupción de la carretera, la continuación de los
trabajos en la mina y el levantamiento de denuncias entre las partes. El domingo
tres de septiembre en la ciudad de Cajamarca continúa la reunión del día
veintisiete con la misma mediación y los mismos interlocutores, y se llegan a
firmar once puntos de acuerdo conocidos por los medios de comunicación social.
Mi persona estuvo al tanto de todos estos hechos y tuve mi representación
personal en dichas reuniones.
Todo esto me lleva a una reflexión más profunda, merecida por los hechos y
las actitudes que nos deben llevar a una meditación y aclaración con
detenimiento.
La solución de los problemas planteados está mucho más allá de lo que yo
pueda hacer, pero si es conveniente una llamada a meditar juntos y a pedir al
buen Dios Creador la ayuda de su gracia para que todos busquemos un diálogo
sincero, teniendo en cuenta lo que nos une y poniendo en su verdadero lugar lo
que nos separa, para buscar juntos las soluciones. y, sobre todo, desde una
reconciliación con Dios y con los hermanos. Por eso mismo hago una invocación
sincera con las palabras de san Pablo: En nombre de Cristo les suplicamos que se
dejen reconciliar con Dios.
La preocupación ecológica en la doctrina de la Iglesia: Es evidente
que este tema de la ecología nos concierne a todos los que habitamos un mundo
que cada vez más recibe la agresión de conductas humanas que hacen del ambiente
un lugar menos apropiado para la vida ahora y en el futuro. Para responder a
esta preocupación, la Iglesja ha enseñado por medio del magisterio eclesiástico
el respeto que debemos tener por el medio ambiente en una amplia doctrina
desarrollada en varias etapas, desde el Papa León XIII, a los últimos Papas, en
donde se enfatiza sobre todo el amor y respeto a la naturaleza. El Concilio
Vaticano II recuerda cómo el trabajo humano contribuye a mejorar la sociedad y
la misma creación. Afirma, además, que según la Biblia, Dios mismo encontró muy
bueno todo lo que había creado, creando y conservando el universo por su
Palabra, Dios ofrece a los hombres en la creación un testimonio perenne de sí
mismo. Un hito importante fue el Sínodo de obispos de 1971 "Las últimas
posibilidades tecnológicas están basadas en la unidad de la ciencia, en la
globalidad y la simultaneidad de las comunicaciones, y en el nacimiento de un
universo económico completamente independiente. Por otra parte, los hombres
comienzan a percibir una dimensión nueva y más radical de la unidad, porque se
dan cuenta de que los recursos -como los preciosisimos tesoros del aire y del
agua, imprescindibles para la vida, y la limitada y frágil biosfera de todo el
conjunto de los seres vivientes -no son infinitos, sino que, por el contrario,
deben ser cuidados y protegidos como un patrimonio único de toda la humanidad"
Preocupaciones acerca del desarrollo del cuidado de la naturaleza se ven
expresadas en muchos documentos posteriores tanto del magisterio pontificio como
de los diversos organismos del episcopado. Juan Pablo II en su primera encíclica
Redemptor hominis (4.3.1979) alude al miedo que el hombre contemporáneo
experimenta ante las obras de sus propias manos; y enseña que "era voluntad del
Creador que el hombre se pusiera en contacto con la naturaleza como dueño y
custodio inteligente y noble, y no como explotador y destructor sin ningún
reparo. Pero también alude al texto del Génesis en el primer mensaje del
Creador, dirigido al hombre en el momento en que le daba la tierra para que la
sometiese". Otras fuentes importantes se hallan también en la encíclica
So//icitudo rei socialis, en la exhortación Christifideles laici, y en la
encíclica Evangelium vitae, entre otros. Vemos efectivamente que hay una
dialéctica tensa entre el progreso y el bienestar ecológico. Pero una realidad
no debe negar a la otra, al contrario son dos realidades que han de
complementarse mutuamente. No se puede excluir una actividad humana
simplemente porque contamina. Deberíamos en ese caso excluir el transporte,
eventualmente riesgoso, o las basuras provocadas por los mismos hombres o
productos industriales. Conciencia ecológica es principalmente una cuestión
moral. Cuestión moral y no política, que no se debe usar como un medio de
manipulación, ni menos como óbice a un sano y sostenido desarrollo. Desarrollo
que en palabras del Papa Pablo VI es el nuevo lenguaje de la paz. Un pueblo que
no se desarrolla y cubre sus necesidades básicas no es un pueblo que está en
paz. Preocupación social: Con frecuencia y erróneamente ha proliferado
la idea que la justicia social es simplemente la preocupación por el pobre y que
la pobreza es predicada o estimulada como un bien en si misma. Es iluminadora la
enseñanza de San Pablo en la cual conocemos la generosidad de nuestro Señor
Jesucristo, el cual, siendo rico, por ustedes se hizo pobre a fin de que ustedes
se enriquezcan con su pobreza". Esta afirmación paulina nos reafirma en el
concepto evangélico que el cristianismo no está llamado a socorrer a los pobres
para que sigan siendo pobres, sino para sacarlos de un estado de vida a otro
superior. La pobreza por la pobreza no tiene ningún sentido más que el de una
opresión. Por eso incluso el voto de pobreza de los religiosos en la Iglesia
está llamado a enriquecer a los demás miembros de la comunidad. Pero es claro
que la riqueza no se reduce sólo a los bienes materiales, pues puede haber
pobres que sólo tienen dinero cuando se carece de sensibilidad y de apertura a
Dios, a la trascendencia y al amor oblativo al prójimo. Por estas razones
las preocupaciones y las opciones que a favor de la vida, del medio ambiente, o
de cualquier otro tipo de promoción humana que carezca de un contenido
trascendente, sólo puede ser una amenaza, aunque sus intenciones sean las
mejores. La Iglesia en este sentido tiene una tarea grave y grande, y es su
tarea de evangelización que ayuda al hombre a comprenderse más y mejor. No es
misión de la Iglesia inmiscuirse en ningún tipo de tienda política o de asumir
tareas que no le son propias. Las tareas propias de la Iglesia son: la
proclamación del evangelio, de la santificación por medio de los sacramentos y
el servicio de la caridad. Este ejercicio de la caridad incluye a veces
implicarse en tareas sociales y políticas que las más de las veces deben ser
asumidas por los laicos católicos. Sobre este punto es clara la doctrina de
la Iglesia como lo expresa el Compendio del Catecismo de la Iglesia católica:
“La Iglesia interviene emitiendo un juicio mora/ en materia económica y
socia/, cuando lo exigen los derechos fundamentales de la persona, el bien
común o la salvación de las almas. Los fie/es cristianos laicos intervienen
directamente en la vida política y social, animando con espíritu cristiano las
realidades temporales, y colaborando con todos como auténticos testigos del
Evangelio y constructores de la paz y de la justicia”. Especialmente a los
clérigos les competen las tareas eclesiales a las que se comprometieron a
ofrecer su vida en el día de su ordenación. El clamor de los pobres y el
servicio de la caridad: Constatamos en nuestro pueblo, especialmente en el
medio rural, acentuarse la situación de pobreza. Por eso mismo, que, en medio de
las comunidades maltratadas por la pobreza y hasta por la miseria, se desarrolle
la minería con pingues beneficios, puede llegar a ser un insulto. Es una
obligación del gobierno central, del gobierno regional y de los gobiernos
locales, conjuntamente con las sociedades mineras, promover un desarrollo social
y económico para que la extracción de las riquezas especialmente de la minería
se proyecte al bien común, especialmente de los menos favorecidos. Hago una
invocación sobre el "canon minero": debe ser invertido en el desarrollo social y
económico principalmente en las zonas a las que afecta la minería. Es cierto que
el canon minero debe, por ley, ser invertido en infraestructura, pero, como se
está escribiendo en distintos medios, que sea "cemento para el desarrollo".
Sobre la actitud cristiana de la caridad es necesario tener conciencia de la
urgencia de servir, y hago una llamada especial a mis queridos sacerdotes, a los
hermanos y hermanas de vida consagrada y a todos los hermanos en Cristo a la
urgencia que la Íntima participación personal en las necesidades y sufrimientos
del otro se convierte en un darme a mí mismo para que el don no humille al otro,
no solamente debo darle algo de lo mío, sino a mí mismo; he de ser parte del don
como persona. Veo importante seguir citando al Papa: “Éste es un modo de servir
que hace humilde al que sirve. No adopta una posición de superioridad ante el
otro, por miserable que sea momentáneamente su situación. Cristo ocupó el último
puesto en el mundo -la cruz-, y precisamente con esta humildad radical nos ha
redimido y nos ayuda constantemente. Quien es capaz de ayudar reconoce que,
precisamente de este modo, también él es ayudado; el poder ayudar no es mérito
suyo ni motivo de orgullo”.
Teniendo en consideración las reflexiones anteriores, recalcamos lo
siguiente: 1. Lamento sobre manera la muerte del ciudadano Isidro Llanos
Chaverría, sucedida el dos de agosto pasado. No hay ningún motivo para que en
los conflictos sociales haya muertes o cualquier otro tipo de violencia. Pido
que se esclarezca el suceso por medio de una buena acción de la justicia. Por mi
parte, estoy buscando la forma de ayudar a la familia del fallecido. 2.
Exhorto a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a que el diálogo sincero
sea el camino para solucionar los desacuerdos y dificultades que naturalmente se
puedan presentar. Nunca la violencia o los actos de fuerza pueden llevar a un
mejor entendimiento. En este contexto quiero reconocer el papel que eficazmente
ha cumplido el Presidente el Consejo de Ministros y los demás representantes del
Gobierno de la Nación al procurar un mejor clima de diálogo y entendimiento.
3. Pido a los clérigos que no participen en ningún medio sindical u
organizativo que no tenga por finalidad una tarea específicamente eclesial y
urjo la observancia del tenor y la letra de los cánones 273 y 278§3 del Código
de Derecho Canónico. 4. Nadie que no sea específicamente delegado por el
Obispo puede arrogarse la facultad de pronunciarse en ningún sentido en nombre
de la Iglesia que le ha sido a él confiada a tenor de los cánones 381 y 386 del
mismo derecho. 5. Hago un llamado al gobierno, empresas mineras y
comunidades a un diálogo sincero de acuerdo al bien común en la salvaguarda de
todos los derechos. 6. Que la Iglesia Particular de Cajamarca no tiene
ningún elemento técnico para condenar el trabajo de minería que se lleva a cabo
en Cajamarca. Pero exhorto a que no se escatimen los medios para prevenir toda
contaminación. 7. Al gobierno invito a que se comprometa a tomar las
decisiones convenientes de acuerdo a las leyes, pues se ha detectado en algunos
aspectos su ausencia al no tomar medidas oportunas. 8. A todos los fieles
exhortamos a ver en el progreso un bien que debemos no sólo apoyar sino
inclusive debe damos esperanza. Es la administración sabia y sana de nuestros
recursos un medio para salir de nuestra pobreza y alcanzar mejores niveles de
vida para nosotros y nuestros descendientes. 9. A las empresas mineras les
solicitamos transparencia y solidaridad, para que sus operaciones sean siempre
conocidas por todos y sea apreciada su actividad que ha de ser benéfica para los
miembros de todas las comunidades donde se desarrollan sus operaciones.
Es mi deseo que esta carta pastoral llegue al conocimiento de todos los
fieles. Es una tarea que encomiendo de un modo especial a mis queridos
sacerdotes en su función pastoral. Implorando sobre todos la protección
Divina y la asistencia de María, Madre de los Dolores, imparto de corazón mi
bendición de Pastor. Dado en al Sede Episcopal de Cajamarca a trece de
septiembre de 2006, fiesta de san Juan Crisóstomo, el gran Pastor de la Iglesia
de Constantinopla. José Carmelo Martínez Lázaro, OAR- Obispo de la Diócesis
de Cajamarca César Leoncio Urrelo Alvarez- Canciller