Embajador Alfredo Novoa al descubierto por caso Novotec
- Su ex socio afirma que manipula el caso en complicidad con Corzo y
Montesinos - Denuncia que no solo mantiene amistad con el Presidente, sino
también con diversos jueces y el general Hermoza Ríos debido al cargo que
desempeñaba en ESAN
El fraudulento caso Novotec se convierte nuevamente en una pesadilla para el
Estado. Lo increíble es que el hombre que desencadenó toda esta historia de
irregularidades en 1995, cuando denunció al Banco Central de Reserva (BCR) sin
argumentos sólidos, es el actual embajador de Perú en Alemania por obra y gracia
del presidente Toledo. Alfredo Novoa Correa tiene mucho que aclarar al respecto
y el gobierno peruano mucho que perder: US$ 65 millones de las cuentas del
inefable Montesinos. Por más que el ministro de Relaciones Exteriores, Allan
Wagner Tizón, afirme que todo está bajo control, los abogados sostienen que ese
dinero ya se nos fue de las manos.
La madre del cordero es un botín de millones de
dólares. Todas las denuncias, apelaciones, fallos comprados, declaraciones de
abogados amnésicos, quienes aún rodean el caso Novotec, tienen como gestor a
Alfredo Novoa Correa y su ambición de aprovechar al máximo los beneficios de los
famosos dólares MUC.
El gobierno de Alan García, entre 1986 y 1987,
suscribió un convenio con la ex Unión Soviética para exportar US$ 400 millones
en computadoras como parte de pago de la deuda externa. Novotec, de propiedad de
Novoa, era la empresa que iba a suministrar estos equipos. Sin embargo, nunca se
concretó este acuerdo porque las computadoras eran de pésima calidad, según
Antonio Seminario, ex socio del cuestionado embajador.
Después de este intento fallido, se repite la
operación con la entonces República Democrática Alemana (Alemania Oriental) y
Checoslovaquia. De esta manera, Novotec accedía al capital a través de la banca
y al dólar MUC, que se implementó como incentivo empresarial. En 1988 se facultó
al BCR a fijar una compensación del tipo de cambio para el exportador que
incorporara productos nacionales. "Los precios se multiplicaban: si una
computadora IBM valía US$ 1,500 en Lima, una computadora Novotec bamba costaba
US$ 3 mil al exportarla. Todo fue fraudulento porque Novoa nunca fabricó ni
siquiera una calculadora en el Perú", explica Seminario.
Eran equipos traídos de Taiwan. Novoa, el íntimo
amigo del presidente Toledo, a quien conoció cuando era decano de la Escuela de
Administración de Negocios (ESAN), muy a la criolla, le colocaba a las
computadoras el sello made in Perú y las enviaba al extranjero como si fueran de
última generación. Bajo este sistema, Novotec movió millones de dólares.
Pero el cuestionado beneficio quedó sin efecto 11 meses después de su
aprobación. Trece días antes de hacerse efectiva la medida, el 18 de enero de
1989, Novoa solicitó al BCR una compensación por considerar que sus productos
exportados, tenían 60% de componente nacional y 40% importado.
"Era lógico que el Banco Central no considerara el
reclamo de Novoa. Lo que exportaba eran productos basura. Hay que recordar que
el negocio no estaba en exportar, sino en el dólar MUC",
agrega.
Sin Pruebas
El 22 de enero de 1991, Novoa presentó una demanda
civil contra el BCR, y cuatro años más tarde el juez emitió una sentencia
favorable a Novotec alegando que la empresa había solicitado oportunamente la
compensación.
Es así que el 14 de mayo de 1997, la Corte Superior
rechazó el recurso de nulidad del Banco Central y le ordenó pagar a Novotec más
de S/. 190 millones (equivalente a US$ 120 millones), según el entonces
presidente del BCR, Germán Suárez, quien se negó con todo derecho a pagar dicho
monto exorbitante. El caso llegó a tales niveles de escándalo que los
vocales que firmaron la resolución, encabezado por el juez provisional César
Tineo Cabrera, sostuvieron en su defensa que no sabían lo que estaban firmando,
que Tineo los había utilizado.
Allí comienza el interminable periplo de
resoluciones, y aparece en la historia el ciudadano estadounidense Renato Corzo
de la Fuente, a quien Novoa le cede sus derechos y acciones sobre la
controversia judicial. Este personaje ha logrado, misma dupla Delgado
Parker-Shutz (de juzgado en juzgado) que un tribunal norteamericano congele las
cuentas de Vladimiro Montesinos para beneficiarse con US$ 65 millones. (ver
recuadro)
Amistades peligrosas
Para Alberto Seminario, Corzo es un testaferro de
Novoa. "El actor de toda esta historia es el embajador. Sus influencias son
tan grandes que incluso ha llegado a este cargo sin tener una carrera
diplomática, solo por ser amigo del Presidente, quien está enterado de todas sus
irregularidades", sostiene.
Pero hay más. Seminario asegura que Novoa es amigo
del cuestionado general Nicolás Hermosa Ríos, porque uno de sus hijos fue becado
en 1999 cuando Novoa era la máxima autoridad en ESAN. "Por esta institución
pasaron muchas autoridades del Ejército. Es allí que Novoa se contacta con toda
la cúpula militar que el mismo Toledo califica de fujimontesinista".
Otro detalle importante es que durante el gobierno de
Fujimori, en febrero del 2000, el Poder Judicial firmó un convenio con ESAN para
capacitar a jueces como parte de la reforma. En esos días, Novoa tomó contacto
con los magistrados porque aún seguía a cargo de la Escuela.
Coincidentemente un año después, Corzo, muy bien
asesorado, demandó a Montesinos y Venero en una corte de Florida, acusándolos de
haber manipulado a la Corte Suprema de Lima para que fallara en su contra por el
caso Novotec. Como sabemos, Corzo ha logrado su cometido. "Es probable que
todo el proceso en EE UU haya sido manipulado por Novoa en confabulación con
Montesinos para beneficiarse con el dinero", agrega.
Aunque aún debe investigarse a profundidad este
último punto, es irrefutable que nuestro flamante embajador denunció a un
organismo del Estado sin argumentos válidos y el presidente Toledo lo ha
premiado con un cargo en Alemania. ¿Esta es la manera de exportar la imagen del
país? Seguimos aplicando la ley del borrón y cuenta nueva. (Expreso
13/8/03).