Las centrales eléctricas de carbón crecieron en 2023 a su mayor ritmo en siete años
Pese a su empuje en renovables, China fue el país que más capacidad
instalada sumó. Esta tecnología, de largo la más contaminante, también aumentó
ligeramente en el resto del mundo por primera vez desde 2019
La transición energética está en marcha y las renovables —mucho más limpias y
baratas— tienen las de ganar, tanto a medio como a largo plazo. En lo más
inmediato, sin embargo, las señales siguen siendo desalentadoras: las centrales
de carbón, de largo la forma más sucia de producir electricidad, se anotaron en
2023 el mayor aumento de capacidad instalada desde 2016, según las cifras del
Global Energy Monitor. Aunque China —a la vanguardia en renovables, pero también
en carbón— fue el principal responsable de este aumento, el resto del mundo
también sumó potencia instalada por primera vez desde 2019, el año
inmediatamente anterior a la pandemia.
Con todo, la organización, de corte ambientalista, confía en que este
“crecimiento acelerado” de la capacidad de producción con carbón tenga una “vida
corta”. Su razonamiento es claro: lo ocurrido en 2023 es más producto del
pequeño número de centrales dadas de baja que de las nuevas instalaciones
puestas en marcha. Y, dice, estos cierres deberían volver a ganar tracción más
pronto que tarde, sobre todo en Estados Unidos y en Europa. Al otro lado del
mundo, las tornas solo cambiarán “si China toma medidas inmediatas para cumplir
su objetivo de cerrar 30 gigavatios (GW) de carbón en 2025″.
El año pasado, el mundo puso en funcionamiento 69,5 nuevos gigavatios de
carbón y solo 21 pasaron a mejor vida. El resultado neto fue, por tanto, un
aumento anual de algo más de 48 GW, hasta un acumulado de 2.130 GW. Reducir esta
cifra es fundamental en la lucha contra el calentamiento global.
Brecha entre países ricos y emergentes
El Asia emergente, donde el crecimiento de la población y de la renta per
cápita siguen impulsando el consumo de electricidad, sigue siendo el principal
responsable de este incremento de capacidad instalada. China sumó 44 GW en
términos netos (ya descontadas las centrales retiradas), Indonesia agregó casi
seis más, India 5,5 y Vietnam 2,6. A renglón seguido, Japón —junto con Corea del
Sur y Grecia, los únicos países del mundo rico que sumaron gigavatios de este
combustible sólido— agregó 2,3, Bangladesh 1,9 y Pakistán 1,7.
En el lado contrario, una decena de naciones redujeron su capacidad
instalada: EE UU (-9,7 GW, aunque mucho menos que en años anteriores: en 2022
jubiló casi 15), el Reino Unido (-3,1), Rusia (-0,7), Italia (-0,6) y el mayor
consumidor de carbón de la UE, Polonia (-0,5), lideraron la tabla. Rumania se
anotó una caída de 0,3 gigavatios; Finlandia, Eslovaquia y Chile, de 0,2; y
Canadá, de 0,1.
Menos jubilaciones que en años anteriores
“Desde el Acuerdo de París de 2015, casi todos los países han reducido la
capacidad de sus centrales eléctricas de carbón en desarrollo. Sin embargo, a
pesar del prometedor impulso, la capacidad mundial ha crecido un 11% desde
entonces, y el uso del carbón [para generar electricidad] alcanzó el año pasado
su nivel más alto de todos los tiempos”, aquilatan los técnicos del Global
Energy Monitor en su monográfico anual sobre este combustible. “Aunque siguen
presentándose planes y compromisos de eliminación gradual, en 2023 se retiró
menos capacidad de carbón que en ningún otro año de la última década”. En China,
los inicios de construcción de plantas aumentaron por cuarto año consecutivo y
alcanzaron su nivel máximo en ocho.
El ente, del que forman parte decenas de organizaciones de corte
ambientalista, apremia a los países más dependientes de la generación con carbón
a “aumentar sus compromisos de eliminación gradual y a asegurar que los anuncios
se vean reflejados en planes de retiro planta por planta”.
Según sus cifras, solo el 15% de la capacidad operativa a escala global tiene
un compromiso de jubilación en línea con el Acuerdo de París, encaminado a que
el calentamiento global no supere los 1,5 grados respecto a los niveles
preindustriales. Para cumplir esa meta, el mundo debería retirar 126 GW al año
de aquí a 2040. O, lo que es lo mismo, dos centrales por semana. “Si se tienen
en cuenta los 578 gigavatios en fase de construcción o preconstrucción (578 GW),
se requerirían cortes aún más pronunciados”.