Xiaomi triunfa donde cayó Apple: su coche eléctrico mira a Porsche
La compañía china se dispara en Bolsa tras presentar el SU7, del que
recibió 90.000 pedidos en sus primeras 24 horas. Aspira a convertirse en una de
las mayores automovilísticas del mundo en la próxima década y media
La amenaza china sobre la industria automovilística acaba de subir de
intensidad. A la competencia que ya habían inyectado al mercado fabricantes como
BYD o MG frente a las compañías tradicionales europeas y estadounidenses del
motor, se suma ahora una tecnológica del gigante asiático, Xiaomi. La compañía,
conocida sobre todo por sus teléfonos móviles a precios competitivos, acaba de
presentar un vehículo eléctrico, el SU7, con prestaciones que recuerdan a las de
un Porsche eléctrico pero con un precio inferior al de un Tesla. El vehículo
ofrece una capacidad de aceleración de cero a 100 kilómetros por hora en 2,78
segundos, cercana a la que alcanza el Porsche Taycan Turbo GT con paquete
Weissach presentado en marzo en Leipzig (Alemania), el eléctrico más rápido
hasta la fecha con 2,2 segundos.
La diferencia, como pasa también en los móviles de la firma china, es el
precio: la compañía alemana vende su superdeportivo por 248.685 euros, mientras
que Xiaomi ha lanzado el SU7 al mercado por un precio que oscila entre 215.900 y
299.900 yuanes (entre 27.770 y 38.575 euros al cambio actual), dependiendo del
equipamiento. Si bien hay que esperar a que el vehículo llegue a Europa, algo
que previsiblemente tardará unos años en suceder, el coche es también más barato
que el precio al que Tesla vende su Model 3 en España, unos 39.990 euros (en
China se comercializa por 245.900 yuanes, informa Reuters).
De esta forma, la tecnológica china entra con fuerza en un mercado nuevo para
ella y en el que de momento ha recibido un fuerte espaldarazo de los clientes.
En apenas 24 horas desde el lanzamiento la semana pasada, el SU7 tuvo 90.000
pedidos, según Xiaomi, lo que la hizo dispararse el martes en la Bolsa de Hong
Kong un 8,97%. La compañía, que ha puesto encima de la mesa 10.000 millones de
dólares (cerca de 9.300 millones de euros, al cambio actual) para este proyecto,
ha conseguido dar a luz a su criatura en un terreno en el que encalló el gigante
estadounidense Apple.
“En los tres años que llevo desarrollando este coche, de lo que más me he
dado cuenta es que fabricar vehículos es extremadamente difícil. Incluso un
gigante como Apple se ha dado por vencido”, admitió el cofundador y director
ejecutivo de Xiaomi, Lei Jun, en el lanzamiento del SU7. Cabe resaltar que el
proyecto de la empresa de la manzana mordida era diferente: aspiraba a crear un
vehículo de lujo 100% autónomo y eléctrico con un precio que rondaría los
100.000 dólares, según proyecciones de la compañía con sede en Cupertino. Tras
10 años de investigación y trabajo para sacar adelante este vehículo, Apple
mandó un comunicado interno en febrero para dar por finalizado este sueño en el
que se empleaban 2.000 personas, según información adelantada por Bloomberg.
La compañía estadounidense desviará esos esfuerzos al desarrollo de la
inteligencia artificial generativa, una tecnología por la que han apostado más
fuerte otras grandes corporaciones como Microsoft, que le quitó en enero el
puesto como la mayor cotizada del mundo. Apple, además de no estar segura de ser
capaz de sacar el proyecto adelante, también dudaba seriamente de que fuese un
negocio que le diese los márgenes a los que está acostumbrada.
Mientras, Xiaomi apuesta con fuerza por el automóvil y no se pone límites.
“Si trabajamos duro durante los próximos 15 o 20 años, nos convertiremos en uno
de los cinco principales fabricantes de coches del mundo y nos esforzaremos por
impulsar la industria automovilística china en general”, dijo Lei Jun en
diciembre, en unas declaraciones recogidas por Reuters.
Más fabricantes, pocas ventas La llegada de Xiaomi a la industria del
automóvil se produce en un momento en el que el crecimiento de las ventas de
vehículos eléctricos está sufriendo un estancamiento en todo el mundo. Tan es
así que Tesla informó en la presentación de sus resultados anuales de que espera
“un crecimiento de volumen de las ventas en 2024 notablemente inferior al de
2023″. El martes, la empresa indicó que sus entregas cayeron un 8,5% entre enero
y marzo de este año en comparación con el mismo periodo del ejercicio
precedente.
Las ventas de vehículos eléctricos en su conjunto, si bien crecen en este
inicio del año en Europa, lo hacen a un ritmo muy inferior al de otros tiempos,
con una subida del 17,4% hasta febrero, según datos de Acea, la patronal europea
de fabricantes de coches. El frenazo es notable sobre todo en Alemania, donde
las comercializaciones de coches eléctricos puros incluso cayeron un 1,3% entre
ambos meses debido a la eliminación de las ayudas a la compra por parte del
Gobierno. En otro gran mercado como el chino, las ventas de vehículos eléctricos
subirán este año un 25%, según estimaciones recogidas por Bloomberg, frente al
36% de incremento del ejercicio precedente y el 96% de 2022.
Esta aminoración en el crecimiento del mercado se produce a la vez que se
suman muchos nuevos jugadores que quieren competir con los fabricantes
tradicionales como Volkswagen, Ford, General Motors o Stellantis, que están
destinando miles de millones para pasar de producir coches de combustión a
eléctricos. Fabricantes como BYD o SAIC Motor (dueña de la marca de origen
británico MG) ya han comenzado su expansión fuera de China y están mordiendo
cuota de mercado.
Mientras, ante las bajas perspectivas, gigantes europeos como Renault y
Volkswagen han decidido dar marcha atrás a sus planes para sacar a Bolsa sus
divisiones de coches eléctricos, así como las de software (Ampere), en el caso
de la francesa, y de baterías (PowerCo), en el caso de la alemana. Ambas
compañías estudian, a su vez, la producción conjunta de un vehículo eléctrico de
20.000 euros, en una alianza con la que hacer frente a la fuerte competencia de
marcas chinas a las que la Comisión Europea está investigando por haber
recibido, supuestamente, subsidios ilegales de Pekín. Esto, más unos costes
energéticos y laborales más bajos, estaría permitiendo a las firmas asiáticas
ofrecer vehículos eléctricos más baratos que los europeos.
“Estos últimos años, las grandes potencias económicas mundiales han buscado
generar unas valiosas economías de escala y no han dudado en subvencionar su
desarrollo, así como la producción de baterías, y lo han hecho directamente con
las empresas o bien indirectamente con el consumidor para facilitar su
adopción”, explica Clément Inbona, gestor de fondos de La Financière de
l’Échiquier, una gestora de fondos francesa. “Ante estas distorsiones de los
mercados, China, Estados Unidos y Europa están multiplicando las acusaciones
recíprocas de dumping. El último ejemplo hasta la fecha lo tenemos con Janet
Yellen, secretaria del Tesoro de EE UU, quien recientemente expresó su inquietud
por “las repercusiones mundiales del exceso de capacidad” que se observa en
China. Sin embargo, sobre el papel, Estados Unidos tampoco está a salvo de
reproches en materia de subvenciones y prueba de ello es su Inflation Reduction
Act (IRA) [un programa dotado con 400.000 millones de dólares para atraer
proyectos verdes]”, completa el experto.