Escenario post confianza Gabinete Zeballos: Parlamento funcional a la estrategia palaciega
Por Enrique Valderrama
Reafirmación de la narrativa victoriosa Vizcarrista,
emergencia socio-económica y retos para una nueva oposición.
Ha quedado bastante claro que una sólida mayoría parlamentaria
-89 votos- tienen como prioridad no ser percibidos como “obstruccionistas” y su
única agenda gira en torno a sacar provecho del poco más de un año que
teóricamente les queda. Provecho personal a través de solidificar redes
clientelares o beneficio colectivo pensando en que su grupo llegue a la
Presidencia en las elecciones generales que vienen. Esto los orilla hacia
medidas para el aplauso fácil, sin sustento técnico y, peor aún, a eludir tareas
difíciles pero necesarias como interpelar o censurar ministros o negar la
confianza a un Gabinete. En este caso es bastante obvio que la formación
integrada por los Zamora, Barrios, Castañeda, Alva, Guillén -hoy ex ministra- y
el propio Premier no merecía aval alguno. Sus estropicios son groseros e
indefendibles.
La lógica que precedía a la jornada y los mismos discursos de
los parlamentarios -poco articulados y con notorias ausencias conceptuales
-fueron en ese sentido, denunciando el abandono a los trabajadores de la salud
pública, a las fuerzas del orden, a los microempresarios, a los pobres extemos,
etc. pero en la votación al final le otorgaron contradictoriamente el voto de
confianza. Sólo UPP, Fuerza Popular y el Frente Amplio han votado en contra al
respaldo a Vicente Zeballos; los de Antauro por reafirmarse en un populismo que
intente recoger el sentimiento de abandono del interior del país , Fuerza
Popular por haber sido la principal bancada opositora del congreso pasado y el
Frente Amplio para no dejarle el espacio radical a Antauro en la percepción de
sus potenciales votantes en el sur del Perú, en una clara maniobra cínica pues a
la vez participa del Gobierno a través del inefable Víctor Zamora (MINSA). La
jornada deja claro que los más estridentes en la previa, es decir “Podemos Perú”
y Daniel Urresti impostan una actitud de confrontación, pero solo para las
tribunas, a la hora de la verdad son más cuestiones que los unen (populismo,
pragmatismo clientelar, nula perspectiva programática o ideológica, anti
aprismo, anti fujimorismo y comodidad en el marco de una progresiva
lumpenización de la política y el debate público).
Una lectura elemental de este parlamento nos lleva a pensar que
si Vizcarra mantiene cifras de aprobación bastante altas el Congreso podría
arriesgarse a plantear una continuidad tanto de su mandato como el de Vizcarra;
excusas podría tener varias, entre ellas la imposibilidad de realizar las
elecciones generales por la emergencia sanitaria y postergar las mismas cuando
menos un año; otra puede ser -apelando a las razones de la primera- la de
dotarle al país de un nuevo “contrato social” que corrija las “injusticias” que
ha ocasionado el texto del 93. Esto es algo que ya se viene promoviendo desde
distintos espacios del parlamento, se habla de un retorno a la Constitución de
1979 y luego una constituyente; todos disparates imaginativos orientados a
encontrar el argumento para permanecer en sus escaños. Lo peligroso es que con
estos mismo 89 votos pueden materializar en buena cuenta lo que se les ocurra en
el país y hacernos retroceder más años que el mismo COVID-19. Muy pocos
elementos en el parlamento creen realmente en las libertades y menos aún conocen
como funcione el aparato productivo nacional.
Por otro lado el avance del Covid-19 es firme y sólido, los
médicos y personal de salud siguen sin adecuada protección y en los hospitales
no hay casi oxígeno, tampoco medicinas, menos camas UCI. Al día de hoy 31 de
Mayo no existe ninguna “meseta” visible, los casos oficiales empiezan a
acercarse a los 200 mil y los fallecidos que reconoce el Gobierno a 5 mil. Ello
sin tener en cuenta de que existe un claro subregistro y ocultamiento de
fallecidos. Basado en información oficial de fallecidos por distrito podemos
decir que hay cuando menos 8 a 10 mil muertos adicionales sin mucha explicación.
Esto es sumamente importante pues si reportes internacionales hablan que
usualmente el número real de contagiados es cuando menos entre 7 a 15 veces más
que los detectados oficialmente, ello implica que el virus ha avanzado muchísimo
y que a este ritmo llegará el fin de la pandemia en Perú más que acción alguna
de los altos burócratas, por el hecho de que la mayoría se habrá contagiado ya
en relativo poco tiempo. Si a esa circunstancia le sumamos el subregistro de
defunciones el gobierno muy bien podría en 90 días decir -reconociendo pocos
miles de fallecidos más- que su estrategia de cuarentena medieval salvó al país
de cifras catastróficas. Muchos podrían verse tentados a creer esto al ver las
cifras -más sinceras- de Italia, España, Brasil, Francia, Estados Unidos, etc.
La reafirmación de la narrativa victoriosa de Vizcarra sobre el COVID-19 es una
posibilidad que se potencia aún más si una buena parte de los medios de
comunicación compran ese discurso. Es probable que para septiembre o
noviembre pueda empezar a instalarse este sentido común. Es por ello que hacer
estudios sólidos sobre el verdadero impacto letal del coronavirus es básico. No
se debe permitir que los que gobiernan silencien a los fallecidos.
Lo que viene tras el Covid-19 es una mediana catástrofe
económica y social. Diversos analistas económicos hablan de entre 12%y 20% de
PBI negativo al cerrar el año y en la pérdida de alrededor de 3 millones de
empleos o más. Se habla del retorno a la pobreza de aproximadamente un 10% de la
población que habían avanzado hacia las clases medias. Este panorama tan
clamoroso es natural puesto que a pesar de que los primeros reportes oficiales
hablaban de posible presencia de infectados desde fines de Enero; las primeras
medidas sanitarias recién se toman en marzo 16. En lo económico la improvisación
siguió el mismo camino, marchas y contramarchas del MEF, que no puede hasta el
día de hoy dar respuesta a la microempresa, con bonos que no llegan, con
canastas que no se entregan y con mucha miopía y torpeza para reactivar la
economía de manera ordenada. Cientos de miles de familias endeudadas y sin
posibilidad de pagar sus obligaciones. La falta de empleo va a impactar
directamente en que se dispare la delincuencia en el país en el marco de unas
fuerzas policiales bastante golpeadas. Todo ello escenario propicio para
que desde el poder se endurezcan las cosas y el estilo autoritario se
consolide.
El reto que tenemos para articular una corriente de
opinión que impida al vizcarrismo extender su control del Estado es que las
voces que disentimos de esta forma de entender la política y sobre todo de su
vocación totalizante y de permanencia en el poder es que entendamos: primero,
que el reclamo institucional no es suficiente; la oposición debe embanderar la
agenda social que este gobierno ha olvidado y hasta agravado: la voz y el dolor
de las regiones y del Perú informal y popular; en esa línea el eje central a
construir propositivamente es la generación de empleo. Ello permitirá conectar
con las aspiraciones de los que no pudieron mantener sus ocupaciones en los
sectores de construcción, de pesca, en el agro, en la pequeña minería, también
en el comercio, en el sector servicios. Un paquete reactivador de orden social
debe ser compartido por diversas expresiones no alineadas con Palacio de
Gobierno. Segundo, más allá de la lid electoral misma que se avecina se requiere
un nivel de coordinación y articulación; sin consensos mínimos será difícil ser
relevante entre dos populismos irresponsables, como son el del Ejecutivo y del
Congreso. Por último, es importante obtener más impacto de posibles
denuncias de los excesos de la administración vizcarrista en la prensa
internacional, ello ha demostrado tener un efecto importante en lo sanitario,
pues la misma prensa foránea ha informado cuestiones poco impulsadas localmente,
en particular “El Clarín” de Argentina y la “BBC” de Inglaterra. Si esto se
extendiera hacia las anomalías que constantemente Vizcarra impulsa para
debilitar las instituciones poco a poco más gente tomaría consciencia de estos
actos.
La combinación de una propuesta social, unitaria y un alcance
mayor a la cobertura de la prensa internacional respecto a lo que sucede en el
Perú se vuelve de emergencia. Si la oposición quiere fortalecerse debe ser desde
abajo y no dando la impresión de querer defender el status quo.
Por último, hay que señalar que el caso “Swing” es el naufragio
de la narrativa de “lucha anticorrupción” de Vizcarra, un punto de inflexión
indubitable para su credibilidad, con esa trama desagradable buena parte de la
ciudadanía empezará a reaccionar. Sin embargo, es sólo la punta del iceberg de
todas las tropelías que el entorno del moqueguano ha propiciado con los recursos
públicos. Si se sigue esa pista y la de la secretaria Miriam Morales irán
apareciendo más y más escándalos Favorecer a su poco talentoso amigo con cientos
de miles de soles del Ministerio de Cultura, cuando se le investigue a
profundidad, una vez que deje el poder, será el menor de los pecados de
Vizcarra.