Cortez: La transformación digital llegó al Perú de manera radical y debe ser para todos
Entrevista al economista por la Universidad de Lima, con
maestría en Administración de Negocios por la Universidad del Pacífico y
postgrado en Finanzas en ESAN. Es presidente ejecutivo de Telefónica del
Perú.
Pedro Cortez Rojas es presidente ejecutivo de Telefónica del
Perú desde enero de 2019, luego de haber sido presidente de Telefónica Venezuela
desde 2013, habiendo estado ligado a este grupo de telecomunicaciones desde hace
más de dos décadas. Preside el CADE Digital que se realizará, obviamente de
manera virtual, en junio. En esta entrevista ofrece su visión de la gravedad de
la crisis económica generada por la pandemia, así como de las oportunidades que
se abren para construir una sociedad que necesariamente tendrá que ser más
digital.
Siendo Telefónica una empresa que opera de manera
global, ¿cuán grave cree que es la crisis de la Covid-19 para el
mundo?
Más allá de los graves impactos en la salud, que es lo más
importante, estamos en una crisis de efectos excepcionales que ninguna
institución mundial, empresa transnacional ni país alguno, ha podido aún medir,
y que, por ahora, se reflejan en la demanda y consumo tanto locales como
globales, pero también soy optimista porque esta crisis ofrece la gran
oportunidad de hacer un mejor país, con una mayor y mejor conectividad que
ofrezca oportunidades para todos y disminuya las desigualdades.
¿Cuál es el principal problema de esta crisis en el
Perú?
Esta crisis ha desnudado la terrible situación del trabajo y la
informalidad con que vive nuestro país, carente de elementos básicos que puedan
salvaguardar el empleo. Lo que más me preocupa es la tremenda reducción del
ingreso de las familias.
¿Cómo enfrentar este grave problema?
Las iniciativas de reactivación económica que está elaborando
el Estado deben partir del criterio fundamental de que el empleo lo generan las
empresas, no solo las grandes, sino, también, las medianas y pequeñas. Debemos
buscar un empleo de calidad, formal, con plenos derechos, para lo cual se
requiere tener criterios sensatos que ayuden a generar estas medidas, esta
flexibilidad en el empleo sin imposiciones rígidas que asfixian al trabajo
formal y fomentan la precariedad laboral.
¿Cuál es el mayor error que puede cometer una empresa
que opera en el Perú en este contexto?
No entender el nuevo entorno que enfrenta ni darse cuenta que
el mundo ha cambiado, lo que significa que han cambiado sus clientes y sus
hábitos de consumo, pensar que la situación solo ha cambiado ligeramente y
mientras dura la pandemia. El cambio será radical.
¿Cuál es el cambio más profundo que ha
ocurrido?
La reducción terrible del ingreso de las familias. Las
empresas, que nos creíamos muy fuertes después de tantos años de crecimiento,
debemos comprender esta situación, pero repito que esta es la gran oportunidad
para revisar nuestras políticas públicas para que ayuden a mejorar la
empleabilidad en el país, y eso requiere tener empleos formales, de calidad y
con derechos.
¿Qué es clave para la estrategia de salida de esta
crisis?
Lo crucial es trabajar juntos el estado y el sector privado.
Las claves para ello son, primero, la confianza, pues no hay manera que ninguno
de los dos, solos, saque adelante al Perú de esta crisis. Y, segundo, velocidad,
tenemos que ser mucho más rápidos para enfrentar esta crisis, lo cual va a
depender de la mayor confianza mutua.
¿En estos últimos meses ha habido confianza del
gobierno para convocar a la empresa privada para trabajar juntos? Algunos
sectores dicen que no ha sido así.
Al inicio, la propia crisis nos llevó a mucho desorden en las
coordinaciones entre los sectores público y privado, sobre todo con los gremios,
pero se ha venido avanzando. Ese fue también nuestro caso y ahora tenemos una
mejor coordinación, con muy buenas reuniones con Osiptel, el MTC y el propio
MEF, que ha actuado como el gran orquestador de todas las políticas públicas
para esta circunstancia. Sin embargo, las oportunidades de mejora son grandes,
pero reitero que las claves son, primero, confianza, y, segundo, velocidad.
¿Cómo minimizar el daño económico en las familias y en
las empresas?
Para garantizar el empleo es crucial que no se rompa la cadena
de pagos de todas las empresas –grandes, medianas, pequeñas–, algo que tiene muy
claro el MEF y para lo cual está tomando acciones. A su vez, las empresas deben
entender esta nueva realidad: los niveles de consumo de nuestros clientes ya no
son los mismos, ni las formas como consumen nuestros productos, pues han perdido
ingresos, y esto requiere tener productos y servicios acordes con esta nueva
realidad económica. También debemos trabajar sobre facilidades de pago a partir
del entendimiento del momento tan difícil que están pasando.
¿Qué significa eso en el caso de una empresa como
Telefónica?
Se ha ofrecido a todos los clientes el fraccionamiento de
facturas de seis a doce meses, sin intereses, pero la manera de encarar esta
nueva realidad debe hacerse con acciones de corto y mediano plazo, porque en
este momento no se puede hablar de un largo plazo.
¿En el corto plazo qué van a hacer?
Como una empresa de telecomunicaciones, en el corto plazo
debemos garantizar los servicios que damos. Hoy tenemos una mayor demanda de
internet en todo el país que nos ha requerido crecer en 50% nuestra capacidad
para hogares y hasta en 20% en móvil, y todo lo hemos tenido que hacer de manera
remota y digital: solo 40 de los 4,450 trabajadores trabajan
presencialmente.
También en el corto plazo, tenemos que ayudar a la población
más vulnerable, como lo están haciendo muchas empresas privadas. Para ello, a
través de la Fundación Telefónica estamos contribuyendo con el financiamiento de
cien ventiladores mecánicos, en coordinación con las universidades Católica y
Cayetano Heredia, y el Minsa, los cuales estarán listos en las próximas
semanas.
¿Qué se puede hacer para mejorar la conectividad
teniendo en cuenta su necesidad en este nuevo contexto?
Mirando el mediano plazo, tenemos que trabajar junto con el
MTC, Osiptel y el MEF, para promover una mejor y mayor conectividad en todo el
país. La transformación digital llegó al Perú de una manera radical, y lo que
tenemos que buscar es que se produzca para todos, que no sea un privilegio solo
de las grandes ciudades de país, sino para todos.
Un riesgo es que se incremente la desigualdad, con un
sector enganchado a la modernidad y otro totalmente
desenganchado...
Sí, ese es el gran riesgo. Debemos tener, como país, el
objetivo nacional de cerrar las brechas en los próximos dos o tres años, lo cual
sería un objetivo hermoso pues es la única forma de que esta gran transformación
sea realmente para todos, sin que se convierta en un nuevo factor de desigualdad
entre las ciudades y los pueblos más alejados del país. Se requiere cerrar la
brecha no solo de conectividad sino de oportunidades.
Más que un asunto de fibra, conectividad, internet, fierros, es
de vidas cuyas historias pueden cambiar al nivelarse con lo que pasa en las
grandes ciudades, como Andrea Cuba, una niña de once años del distrito de Moya,
Huancavelica, de 500 personas, que puede acceder a clases magistrales de
matemáticas con una tablet; o la profesora Ana Claudia Avilés de Paruro, Cusco,
donde el internet bajo condiciones normales no habría llegado, pero que, gracias
a Internet para Todos, pudo ser entrenada en educación digital para que luego
pueda impartirla a otros maestros y a sus alumnos. Necesitamos nivelar las
oportunidades en el país.
¿Qué significa mejorar la conectividad en un contexto
en el que, hasta hace muy poco, el teletrabajo era una ilusión, pero ahora es
una urgencia y quizá, para muchos, la única forma de tener
ingresos?
Primero, entender cuáles son esas brechas y, a partir de eso,
el estado peruano y las empresas de telecomunicaciones deben trabajar para ver,
rápidamente cómo las cerramos para acelerar la transformación digital con
oportunidades para todos. Y sobre esa conectividad podremos construir
teleeducación, teletrabajo, telesalud, seguridad, bancarización.
Es increíble la transformación que se puede hacer, y esto lo
estamos reflexionando con mi equipo y varios CEO con los que he tenido la
oportunidad de hablar en las últimas semanas: la gran transformación digital que
están viviendo las empresas y las familias, que se pensaba que se iba a realizar
en los próximos cinco años, se hará en los siguientes doce meses.
¿A eso se refiere cuando dice que, siendo el panorama
muy complicado, también ofrece grandes oportunidades?
Sí, hay muchas oportunidades para el país y las empresas de
telecomunicaciones, pero no debemos perder de vista que, en el corto plazo, como
todas las empresas, estamos pasando por una situación muy complicada. Por
ejemplo, la morosidad que tenemos en Telefónica en este momento es de alrededor
de 25%, en un contexto de fuerte crecimiento de la demanda de internet. Claro,
ahí hay que hacer una distinción pues hay familias que han perdido sus ingresos,
pero los que sí pueden pagar debieran hacerlo para no romper la cadena de
pagos.
¿Le preocupa que los apremios del momento fomenten una
ola económica populista en el país?
Sí, pero no solo en el país, sino que hay una corriente
populista en el mundo que solo busca un aplauso fácil en las necesidades de
corto plazo. Por supuesto que estas deben atenderse, y las empresas y los
gobiernos deben ser muy sensibles con estos apremios urgentes, pero sin perder
el horizonte y la visión de mediano y largo plazo de la sociedad.
En nuestro país hemos avanzado mucho, pero, lamentablemente,
esta crisis nos ha mostrado una gran precariedad del empleo, con una altísima
informalidad, y en eso tenemos que avanzar juntos, los sectores público y
privado.
Viniendo de presidir Telefónica en Venezuela en medio
del gobierno de Nicolás Maduro, y teniendo hoy el mismo cargo en el Perú en
tiempos de la pandemia, ¿cuál es su visión personal de lo que está
ocurriendo?
Mi padre siempre me decía que el ser humano tiene una capacidad
infinita de adaptación, algo que he comprobado en estos procesos. Si hace dos
meses alguien me decía que el lunes iba a tener a toda mi gente en trabajo
digital, sin poder entrar a las oficinas, para atender una mayor demanda de 50%
del internet fijo, y con 25% menos de ingresos, hubiera dicho que eso es
imposible.
Pero nada es imposible, como me decía mi padre, y hoy lo estoy
terminando de entender, aunque la experiencia de Venezuela me ayudó mucho en la
capacidad de adaptación, por un país que en cuatro años perdió el 50% de su PBI
–y la mala noticia es que lo sigue perdiendo–, y aun así pudimos mantener la
empresa en pie, atendiendo el internet al 80% del país. Nada es imposible.
“Las oportunidades de la transformación digital
deben ser para todos”
¿Cuáles son las brechas específi cas de conectividad
que se deben cerrar en el país para que la transformación digital puede llegar,
realmente, con oportunidades para todos?
La primera es que hoy existen alrededor de 3 millones de
hogares que no tienen internet fijo, y que debieran tenerlo, y me refi ero a un
internet fijo de buena calidad y gran capacidad, lo que implica fibra o cable.
La segunda brecha es que hay alrededor de 4.5 millones de personas que no tienen
internet móvil de gran velocidad, de 4G, las cuales están en las zonas rurales y
más pobres del país.
El año pasado eran 6 millones los que estaban en esa situación,
pero la buena noticia es que gracias a la empresa Internet para Todos –integrada
por Telefónica del Perú, BID, CAF y Facebook– en su primer año de funcionamiento
que se cumplió el 1 de mayo, anunciamos no en Lima sino donde verdaderamente se
está generando el impacto, en una radio en Cusco y en una empresa de medios en
Trujillo, que millón y medio de peruanos ya pudo tener la posibilidad de acceder
a internet móvil de alta velocidad.
¿Cómo acelerar el cierre de las brechas de
conectividad?
Hay dos cosas por hacer. La primera son las políticas públicas
que son parte de ese proceso y que debemos definir en coordinación entre los
sectores público y privado. Y la segunda es que, para poder dar conectividad, ya
no en la zona rural donde para eso está Internet para Todos, sino en las
regiones del país donde está esa brecha de los tres millones de familias que no
tienen acceso a internet.
Tenemos que ir a una compartición de infraestructura entre las
empresas del sector, tanto en el mundo fijo como el móvil. Toda la nueva
creación que se haga para cubrir esas brechas tiene que ser sobre ese modelo, y
para eso necesitamos un entendimiento entre las empresas, que ya se está
construyendo y que se incentivará aún más por esta coyuntura.