Derechos Humanos tema olvidado en campaña electoral
No debe prejuzgarse como un tema de propiedad de la
izquierda
Por César Gutiérrez
En buena hora culmina este domingo la campaña electoral más
aburrida de las que tengo recuerdo en mi vida de elector, que son nada menos que
40 años.
Los mensajes han sido vacuos, salvo honrosas excepciones, no
llegan a diez los que dijeron cosas interesantes. En las generalidades han
sobrado los discursos sobre seguridad, institucionalidad y reforma política,
pero no he escuchado nada a favor sobre derechos humanos (DDHH) y si
reiteraciones para su vulneración. Parece que la izquierda ha preferido no tocar
el tema por temor a que los “terruqueen” y la derecha y el centro para que no
los tilden de “progres”, “caviares” o “comunistas”. En estos predios, cuando
sean grandes no aspiran ser como el vasco Santiago Abascal, sino como el
paulista Jair Bolsonaro.
En el ejercicio diario de lidiar por los DDHH, la izquierda ha
monopolizado la actuación, mientras que en el centro y la derecha se han
encargado de refunfuñar sobre decisiones, donde tanto la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos (CIDH) como la Corte Interamericana de Derechos Humanos
(Corte IDH), han recomendado en unos casos y sentenciado en otras, reparaciones
a personas que han sido juzgadas y algunas condenadas por terrorismo.
Es una realidad que no gusta, pero hay que tener en cuenta que
la protección de los DDHH va más allá de estos tópicos, hoy por ejemplo
perfectamente podríamos estar reclamando airadamente sobre el debido proceso o
la prisión preventiva abusiva, o sobre algunos derechos económicos y sociales,
que se han anexado vía el Protocolo de San Salvador, a la Convención Americana
de Derechos Humanos, como el derecho a la seguridad social, a la salud y al
medio ambiente saludable; que hoy en nuestro país, son de muy mala calidad o
inexistentes para otros.
El centro y la derecha política, no se ha preocupado de formar
especialistas en estos temas, siendo lo que se necesita para humanizar su
discurso que se copado de cifras y ratios económicos, mientras que son muy
débiles en ciencias sociales. De allí el fracaso en la gestión de las
inversiones en industrias extractivas que al final se convierten en freno al
crecimiento, por consiguiente, al desarrollo, incrementando el descontento
social, formando un círculo vicioso.
De lo que se trata es que, desde una óptica política distinta a
la izquierda se puede tener espacio en la promoción y en la defensa de los DDHH.
Empieza por formar profesionales y de ir ganando espacios en la Asamblea General
de la OEA, que es donde se toman decisiones para conformar la CIDH y la Corte
IDH.
En la campaña he escuchado un par de barbaridades, como el caso
de UPP, que propone la pena de muerte para los que son sindicados como
corruptos. Se imaginan que sería esta facultad en manos de los fiscales y jueces
actuales que hacen abuso de poder. De otro lado, desde el partido Concertación,
se ha exigido retirarse de la CIDH a nombre de las reparaciones que se han
pagado a algunos condenados por terrorismo o el juzgamiento de algunos
militares, lo que puede ser un exceso.
La miopía nos puede llevar a salirnos de un sistema de justicia
supranacional que puede ser una instancia donde lo que vienen haciendo jueces y
fiscales en la actualidad, pueden ser merituados y reparados los derechos
vulnerados. Si queremos que estos foros sean útiles para todos, empecemos a
hacer prédica de su utilidad, esfuerzos para ocupar espacios en el Sistema
Interamericano de Derechos Humanos y propuestas para un mejor desempeño. El
negacionismo es muy perjudicial.