El proselitismo para las elecciones parlamentarias, por César Gutiérrez
El trillado discurso anticorrupción será
insuficiente.
Luego de la trifulca política generada desde la Casa de Pizarro
desde julio del 2018, que ha culminado el lunes pasado en el cierre ilegal del
Congreso de la República, se producirán elecciones en enero próximo para una
nueva conformación del Legislativo. La gran interrogante es qué discurso
utilizarán para el proselitismo los aspirantes a congresistas.
Es previsible que para la izquierda sus ejes discursivos sean
anticorrupción y un Congreso Constituyente para el 2021. En el primer tema
aparecerán más vestales que de costumbre, aunque empieza desdibujarse la imagen
de ciertos políticos que se exhibían en posiciones excelsas, más allá del bien y
del mal. Es el caso del ex presidente regional de Lambayeque y ex premier,
Yehude Simons, que ha aparecido en la último interrogatorio al ex ejecutivo de
Odebrecht en el Perú, Jorge Barata, como posible receptor de fondos de campaña.
Si bien es cierto que no se trata de un delito, la troika
gobierno-fiscales-prensa, lo han satanizado hasta hacer creer a la ciudadanía
que constituye acto ilícito.
De confirmarse el hecho, será un verdadero lastre para el
Partido Humanista, que era una opción preferente para llevar como postulantes a
militantes e invitados de la agrupación Nuevo Perú, que tiene como capitoste a
Verónika Mendoza. La bandera de impoluto no podrá exhibirse tan alegremente.
Por su parte, la izquierda que se cobija bajo el logo del
Frente Amplio, organización creada por el ex sacerdote Marco Arana, dado que aún
no tiene mancha visible, sí podrá predicar anticorrupción. Con más frescura que
razones, los Vizcarra´s boys, se atribuirán la autoría de la lucha contra la
corrupción, a pesar de las sombras del Aeropuerto de Chinchero, las obras
entregadas al Club de Construcción y sociedades con Odebrecht y Graña y Montero,
en la carretera Interoceánica Sur.
La pregunta es sobre los creyentes del régimen económico de la
Constitución vigente, aún sin logo donde auparse. ¿Qué predicarán? Lo suyo es lo
económico, y más que repetir el cansino discurso de la inversión como panacea de
todos los males —exhibiendo cifras macro, que es una monserga real, pero que
suena lejana a los electores— tendrá que hacer el esfuerzo para edulcorarla. En
esta línea, tendrá que exhibir logros como el de la agroexportación, que ha
generado empleo intensivo en regiones como Ica, Piura y La Libertad. También
podrán hacerlo con los beneficios que han generado los proyectos
minero-energéticos y la construcción.
Pero no solo se trata de la presentar de manera atractiva los
discursos, sino la empatía que deben generar los voceros, cuya labor debe ser
docente, sin la soberbia del lenguaje en spanglish o de la postura de yuppie
neoyorquino. Además, deberán tener capacidad de polemistas, para lo que se
requiere conocimientos en ciencias sociales, que es el terreno preferido de los
izquierdistas.
No será suficiente. Se necesitará encontrar al partido que los
llevará. Y hay que ser conscientes de que tanto el aprismo, el fujimorismo, y el
pepecismo están seriamente afectados por la campaña de descrédito a que han sido
sometidos. Solo queda en pie, sin mácula, Acción Popular. Previamente tendrán
que arreglar las diferencias internas con sus dirigentes, Mesías Guevara, hoy
gobernador regional de Cajamarca y el puneño Yonhy Lescano.
En esta elección parlamentaria está en juego el régimen
económico. Los partidos de izquierda que han apoyado a Martín Vizcarra van por
el cambio constitucional sobre el particular, con una visión estatista, en lugar
del rol subsidiario del Estado. En este hecho, el sector empresarial tendrá que
ser plenamente consciente de que tiene que ganar un espacio importante en el
nuevo Congreso.