La inestabilidad política provocada por la propuesta presidencial del
adelanto de elecciones, ha traído cola. El índice que mide la Bolsa de Valores
de Lima acumula una caída de 9.2% (ha pasado de 21,367 puntos a 19,397). Tampoco
ayuda el recrudecimiento de la Guerra Comercial entre EEUU y China.
La situación se torna bastante complicada. Siembra vientos y cosecha
tempestades, señala el refranero popular. Ante la incertidumbre, los inversores
han corrido a ponerse a buen recaudo, refugiándose en activos seguros como el
oro, que subió 17.46%, superando la marca de US$ 1,500 por onza troy desde abril
del 2013.
El dólar, otro refugio en la tormenta, sigue en un rush hacia arriba,
colocándose a S/ 3.39, pese a los esfuerzos del BCR para evitar mayores
sobresaltos.
Las principales empresas peruanas que cotizan en bolsa -las llamadas blue
chips-, empiezan a sentir la pegada. El índice selectivo S&P/BVL Peru
Select, que mide el desempeño de las 10 empresas de mayor tamaño, cayó en 12.1%.
Una tragedia. No es la bolsa o la vida, es la vida de la bolsa.
La acción de Credicorp (Banco de Crédito), el banco insignia del sistema
financiero, ha caído en 16.3%. Dicho de otra manera, ha perdido un sexto de su
valor bursátil, pasando de US$ 23,642 millones a US$ 19,789 millones. Una
perdida de más de US$ 3,000 millones. Assu
Southern Copper, antes que le suspendan la licencia de Tía María, cayó 22.1%,
perdiendo nada menos que US$ 8,000 millones. Intercorp –que pertenece a Carlos
Rodríguez Pastor, el Rico McPato del Perú- bajó 22.8%, entre la cuarta y la
quinta parte de su valor. Y así sucesivamente, Buenaventura, Cerro Verde,
Ferreycorp, Cementos Pacasmayo, Alicorp, BBVA Perú, Graña y Montero y Volcan
Minera.
En ese mismo lapso, pese a la turbulencia internacional, los principales
índices de Wall Street cayeron pero no se desplomaron. El Índice Dow Jones (30
principales empresas) bajó en 2.3%, el índice S&P 500 (las principales 500
empresas) bajó en 1.8% y el índice Nasdaq Composite (empresas tecnológicas) bajó
2.9%.
En resumen, la última pechada presidencial al Congreso puede haber cosechado
algunos puntos en las encuestas de Ipsos (57%), pero es el cuento del Rey
Desnudo, solo sus allegados creen que tiene ropa vistosa, mientras que los
agentes económicos han empezado a guarecerse para afrontar esta tormenta,
paralizando proyectos e inversiones y optar por los activos más seguros o los
especulativos.