Empleo e ingresos: cenicientas del programa económico
Desde el Faro
Por Rafael Hidalgo
Desde que se inició el gobierno del dúo dinámico, Pedro Pablo Kuczynski
(PPK)-Martín Vizcarra, el 28 de julio del 2016, el empleo formal a nivel
nacional en el período julio 2016-febrero 2019 apenas aumentó en 222 mil puestos
de trabajo (5%), pasando de 4.8 a 5 millones (BCR).
Otro dato alarmante es que en el mismo período el promedio del ingreso formal
se mantuvo estancado. El ingreso nominal subió de S/ 2,221 a S/ 2,621, pero si
se toma en cuenta que la inflación en ese período fue de alrededor de 11%, el
ingreso real subió solo en 5%.
Más allá de la aprobación presidencial (39% CPI), que causa el mismo efecto
irreal que el espejito de la reina malvada de Blanca Nieves -que al responder a
la pregunta de “¿quién es la más hermosa de todas?” contestaba “tú, mi reina”-,
la situación de los peruanos en creación de puestos de trabajo y en ingresos es
desalentadora.
En Lima Metropolitana la situación es ligeramente distinta. La población
ocupada -formal e informal- (julio 2016-marzo 2019) apenas aumentó en 100 mil
puestos de trabajo (2.7%), mientras que la población desempleada aumentó en una
cifra mayor, 107 mil (33%). Tas con tas, pero a la baja.
La tasa de desempleo en el mes de marzo se colocó en 8.2% (INEI), la tasa más
alta de la última década. El ingreso promedio mensual de los vecinos de Lima en
el mismo período aumentó en apenas S/ 99 (6.1%), pasando de S/ 1,617.50 a S/
1,716.50, pero este aumento es una ficción, porque al restarle la inflación
(variación de precios) se observa una caída del 6%.
El ministro de Economía, Carlos Oliva, veterano en estas lides, no es ajeno a
esta data, por eso en cuanta declaración realiza sobre el tema recurre a un
novísimo registro de la Sunat que registra un aumento mayor de trabajadores en
planilla. Sin embargo, las cifras del BCR y el INEI nos marcan una realidad
dolorosa.
Otro tema que soslaya Oliva es el reajuste a la remuneración mínima vital (S/
930), que se mantiene incolume desde marzo 2018, y más bien mira con buenos ojos
la posición de la CONFIEP que insiste en plantear la revisión de la sentencia
del Tribunal Constitucional para flexibilizar la estabilidad laboral.
Lo que el ministro Oliva debería recordar es a John Maynard Keynes, quien
señalaba, al finalizar la II Guerra Mundial que “el desempleo no se corrige con
una reducción de salarios, sino con una mayor demanda”.