En esta Semana Santa el fallecimiento del expresidente Alan García Pérez
(AGP) parece culminar un ciclo de la historia reciente del Perú que se inició
con la Asamblea Constituyente de 1978.
Así como en 1931, en que la controvertida elección del comandante Luis
Sánchez Cerro, apoyada por el civilismo, dividió en partes enconadas a la clase
política peruana, el triunfo de Pedro Pablo Kuczynski con el apoyo del
expresidente Ollanta Humala y medios de comunicación, ha vuelto a provocar un
siglo después este escenario plagado de odios y revanchas. No hemos aprendido ni
olvidado nada.
Adjetivos aparte, si para sus enemigos AGP será recordado por los estragos
que provocó la hiperinflación 1988-1990, para sus allegados y las cuentas
nacionales no podrá soslayarse que el segundo gobierno (agosto 2006-julio 2011)
registra una expansión notable.
Es verdad que es muy pronto para tomar la distancia suficiente que permita un
equilibrado juicio histórico. Sin embargo, ni sus más encarnizados enemigos
pueden ocultar que el Perú en ese período creció (PBI) nada menos que 40%,
mientras el PBI per cápita creció 28%. Este ciclo constituye un verdadero
récord, solo comparable con el gobierno de Augusto B. Leguía 1919-1930 (Bruno
Seminario, El desarrollo de la economía peruana en la era moderna).
En cuanto a cifras sociales, la cuenta más significativa -porque tiene que
ver con el devenir de la gente- fue la disminución del porcentaje de la
población en situación de pobreza. El gobierno anterior (2001-2006) la entregó
en 48% y al finalizar el gobierno de AGP, la pobreza se había reducido a
28%.
El porcentaje de la población en extrema pobreza -es decir, aquella gente que
solo cuenta con lo justo para sobrevivir- disminuyó en ese mismo período de
12.1% a 6.3%. Cifras más, cifras menos, la redujo a la mitad.
La inversión anual creció a un ritmo superior al 15%, lo que en el balance
final de su gobierno contabilizó un crecimiento superior al 100%. Las Reservas
Internacionales Netas aumentaron en más de 300%, pasando de US$ 14,638 millones
a US$ 47,674 millones.
En el sector externo, las exportaciones se incrementaron en 100% (agosto
2006-julio 2011). No solo por el boom del precio de los minerales, sino porque
aquellas exportaciones con mayor valor agregado, como agroindustrias y
confecciones, etc. (no tradicionales) también se dispararon en más de 100%.
Ciertamente la frialdad de las cifras esconde un notable repunte de la clase
media, que es la base de una democracia que se niega a aprender que discrepar no
es odiar.