La figura de la mujer es utilizada como un objeto, como un caballito de
batalla cultural y político.¿Cómo así?Hay grupos que no precisamente están interesados en trabajar a favor
del sexo femenino.El interés de tales grupos gira en torno a la
posibilidad de hacer negocios con su situación e incluso con su
naturaleza.En cuanto a esto último, obsérvese cómo la
industria de la muerte toma a la mujer como una fuente de insumos (fetos
abortados) que se comercializan.
Sin embargo, en medio de una muy sutil hipocresía, el ocho de marzo se
canta, se proclama y se celebra como el día internacional de la mujer.Frente a eso, se
podría decir que la figura de ella merece ser reconocida todos los días del año
y que no hace falta que el ocho de marzo llegue para reventarle
cohetes.Pero inclusive aquello me suena lírico, cumplidor y
nada más.
Por eso hablemos de las mujeres, y por qué no también del ocho de
marzo, pero tomando en cuenta el contexto de la realidad de las integrantes del
sexo femenino.Ellas
son parte de una sociedad que no se divide en géneros sino en
clases.Ciertamente, la sola existencia de las clases, y la
diferencia que hay entre estas, nos invitan a ir más allá de cualquier
apreciación de tipo empírica y nos emplazan a realizar un examen, por breve que
este sea, desde una óptica sociológica.
Y entonces me gustaría plantear una primera interrogante: ¿En nuestro
país, qué mujeres están en condiciones de celebrar el ocho de marzo como su
día?La
respuesta guarda relación con las integrantes de las clases altas y con sus
allegadas políticas provenientes de la pequeña burguesía.Esas mujeres sí cuentan con todos
los medios y recursos financieros para llevar a cabo el show propagandístico de
sus festejos, sin descartar algún momento de bohemia pituca, en el que bien
podría darse un brindis con bebidas que no necesariamente son accesibles a las
proletarias, como en el caso del champagne que tanto les gusta a las blancas
doncellas de la clase dominante.
Siguiendo con la interrogante planteada, las que no tienen cómo
celebrar son lógicamente las mujeres de las clases dominadas.Más aún, considerando su situación, no tendrían
nada que festejar.En el día a día, un buen número de ellas se
encuentran abandonadas, pero no solo por sus parejas sino por el estado que, en
la actualidad, cuenta con el apoyo de las feministas, quienes vienen celebrando
la imposición de la ideología de género, como política de estado, incluso desde
antes del ocho de marzo.¿Y no estarán también celebrando
algún tipo de impunidad feminista de clase, frente a la corrupción?Porque no las vemos lavando ni una sola bandera ante lo que viene
ocurriendo en nuestro país.
¿Quiénes han salido a marchar en contra de la anemia y de los niveles
impresionantes que esta ha alcanzado entre los hijos de las mujeres
pobres?¿Quiénes han salido a protestar frente a la situación de las mujeres
del norte de nuestro país, que permanecen sin la reconstrucción de la que
tanto hemos oído hablar?Ninguna de las feministas, y no por
casualidad, pues la condición realmente crítica en la que se encuentran las
mujeres humildes, integrantes de las clases bajas, no parecería importarles
mucho a estas.
En la práctica, a la hora de la hora, las mujeres modestas de nuestro
país que no necesariamente son blanquitas, que no lucen regias, que sudan todos
los días bajo el sol para sacar a sus hijos adelante cuentan políticamente,
pero sí y solo sí, para los fines y objetivos de unas cuantas damas
privilegiadas que dicen ser sus representantes.Cuando aquellas damas privilegiadas consiguen lo
que quieren, les dan las espaldas a las humildes, dejándolas sumergidas en la
deplorable situación en la que las encontraron.
Y si pasamos a examinar el factor racial, entonces veremos que la
situación es más cruda aún.En efecto, no hay peor desprecio que el expresado
por una mujer blanca en contra de otra de diferente color.Hasta ahora, en nuestro país hay un
gran número de mujeres de razas mezcladas, que son maltratadas por una minoría
constituida por las integrantes de una casta de raza blanca, quienes mediante
su conducta dan a entender que las que no son sus iguales, es decir las
mujeres de otro tipo y color de piel, no deberían a aspirar a ser más que sus
sirvientes o sus tontas útiles.Por eso, considero que el ocho de
marzo representa ni más ni menos que el día de una farsa en medio de la cual
no hay nada que celebrar.