Reclamos del sector electricidad una letanía no atendida, por César Gutiérrez
Han transcurrido más de doce años desde que se publicó la
última legislación reformista del sector electricidad, la Ley de Generación
Eficiente (Ley 28832), de la cual quedaron pendientes algunos temas por
implementar, como la generación distribuida y aparecieron en el camino nuevas
variables como: la generación con recursos energéticos renovables, la
sobreoferta de capacidad de producción con su correlato en el mercado de corto
plazo, los cargos en la transmisión para fines que no son propios de la
electricidad y la modernización tecnológica de la actividad de distribución,
entre otros.
Ante el panorama complejo propio de la evolución del sector,
los agentes del mercado han venido solicitando al Ministerio de Energía y
Minas (MEM), la adecuación normativa. Se han presentado propuestas desde los
operadores, estudios realizados por Osinergmin e intentos fallidos del
Ministerio y del Congreso de la República, sin arribar a solución
alguna.
Los reclamos han sido recurrentes, en cada foro, seminario y
conferencia de temas especializado que se haya realizado. Los decibelios de la
protesta han ido “in crescendo”, pero la inacción gubernamental ha sido la
constante, mientras tanto la situación se ha ido agravando.
La frustración y el desaliento predominan en los inversores y
se hace necesario devolverles la confianza. La interrogante es ¿cómo se puede
conseguir?
Lamentablemente los diversos titulares que han pasado por el
MEM en los dos últimos años, no han tenido el conocimiento y el liderazgo
suficiente para implementar la indispensable reforma.
La salida empieza por tener en el despacho de la Avenida Las
Artes, un Ministro que sea reconocido por conocimiento e iniciativa. Luego, ya
hay una receta antigua y que la ha practicado el regulador Osinergmin en otras
oportunidades; convocar a expertos locales e internacionales, que recojan las
expectativas de operadores, regulador y consumidores, para luego tener una
propuesta legislativa consensuada, que desde el Ejecutivo se presente al
Congreso.
El tiempo que conlleva esta tarea es de no menos de un año,
pero solo la señal que se transita en el sentido correcto restituirá la
confianza perdida y permitirá empezar un nuevo ciclo virtuoso de
inversión.