Luego de lo acontecido en torno al tan mediático
caso de Keiko Fujimori, en el ambiente quedó la sensación que su partido
(Fuerza Popular) había sido decapitado y finalmente reducido a escombros.Entonces, el que
menos pensó que sus congresistas saldrían volando, como en estampida, para
buscar una mejor suerte en otras tiendas políticas, proyectándose hacia el año
2021.Sin embargo, no.Resulta que en contra de lo que se
pudiera suponer o esperar, la tal estampida de los parlamentarios naranjas no
se ha dado.Y además, pese a todo el carga montón que se ha
hecho, parece pues que los seguidores de Keiko aún tienen fuerza para marchar
por ella.
En cambio, y pese a contar con todo el apoyo
tenido y por tener de parte de la prensa de lujo y los operadores sociales de
la izquierda, qué diferente es la situación de aquellos que, frente a los
fujimoristas, decían ser una sola fuerza, una fuerza de lujo que iba a
reconstruir el norte del país, luego de los desastres naturales, y que nos iba
a poner a la altura de las celebraciones por nuestros 200 años de independencia
como país.Así pues, al final son los integrantes del partido gobiernista, los de
la gestión de lujo, los expertos en psicosociales, los que se desmarcan de su
agrupación, dando la sensación de irse echando barro y todo lo demás a diestra
y siniestra.
Ante eso, la pregunta de rigor es qué puede estar
pasando en las esferas oficialistas.O tal vez, valdría también la pena interrogarnos
qué es lo nuevo que podría haber comenzado a ocurrir, no obstante haber tenido
todo bajo control, contando para ello con el diligente y servil concurso del
cartel mediático.Y es que, definitivamente, en las esferas del poder
algo tiene que estar sucediendo.
Desde lo que yo percibo, podría ser que el
proyecto (o si se quiere la consigna) denominada Tapa jato se estaría haciendo
cada vez más difícil de llevar a cabo.Pese a todos los intentos y maniobras por tapar la
corrupción, incluyendo el silenciamiento de las sesiones de la comisión
investigadora correspondiente, ya no sería tan fácil defender lo
indefendible.Y ante eso, lo único que entonces les quedaría a
los congresistas del gobierno sería romper filas.
¿No era que los parlamentarios de Peruanos Por el
Kambio estaban realmente unidos?¿No era acaso que se habían congregado para juntos
producir la transformación que nuestro país necesitaba?¿Y no era que la fuerza de ellos
impediría la consecución de los planes obstruccionistas de Keiko y sus
parlamentarios?Bueno pues, tal como dice el refrán, del dicho al
hecho hay mucho trecho.
Nada quita que en el interior de un partido
político haya discrepancias.Más aún, discrepancias deben haber.Porque ante la complejidad de nuestros problemas nacionales, sin la
confrontación de ideas no es posible encontrar soluciones
salomónicas.Sin embargo, lo que en este caso habría no
parecerían ser simples discrepancias sobre la forma de abordar y solucionar los
problemas que agobian a nuestro país.
¿Qué es lo que en el fondo de todo esto hay?¿Qué es lo que a
los peruanos se nos oculta?Porque, aunque se quiera minimizar el asunto de las
renuncias al partido oficialista, en política las movidas, cambios y renuncias
no se producen gratuitamente.¿Qué está
pasando?
En todo caso, lo que sí se sabe es que, en muy
poco tiempo, la situación económica podría poner en aprietos al actual
régimen.Entonces, ya no habría bailecito o chiste inglés quedistraiga a la gente, ni referéndum
de domingo.Ah, tampoco habría otra Keiko para repetir el abuso
circense.Y como no habría forma de parar lo que se viene, ampay me
salvo.